De la mano de Grafito Editorial nos llega Objetivo Hedy Lamarr, un tebeo a medio camino entre la realidad y la ficción sobre la vida de la famosa actriz
Objetivo Hedy Lamarr rezuma espíritu de cine negro clásico por los cuatro costados. Escrito por Ricardo Valbor, el guion juega con distintas piezas que se combinan para dar lugar a una historia trepidante. Incurriendo de partida en un anacronismo, por el que adelanta cinco años el rodaje de Sansón y Dalila (el cómic se ambienta en 1943, mientras que el rodaje de la película comenzó en 1948 y se estrenó el año siguiente), Valbor traslada el rodaje de la película más destacada de la filmografía de Hedy Lamarr a un contexto bélico en el que desarrollar una trama de espías que le permita explicar la vida previa de la estrella de Hollywood.
Bien es verdad que el material de partida, la biografía de la actriz, era ya de por sí interesante, no obstante, Valbor consigue proponer una de estas ficciones verosímiles, que no hubiera sido extraño si se encontrasen entre los hechos reales, al tiempo que le sirve para crear una narrativa interna fluida y vertiginosa.
Desde el momento en el que se inicia la obra, con una de las escenas más icónicas de Sansón y Dalila, el lector queda atrapado en una acción que solamente se ve interrumpida por flashbacks que saben mantener el interés, al tiempo que ofrecen información sobre otros pasajes de la vida de la inventora.
Y es que una de las principales tesis de Objetivo Hedy Lamarr es reivindicar a la mujer más allá de la estrella de Hollywood, a la inventora autodidacta que sentó las bases para el sistema en el que se basa la conexión wifi moderna, pero también un gran número de creaciones y mejoras tecnológicas que quedaron eclipsadas, precisamente, por su fama como actriz y su condición de mujer.
El dibujo corre a cargo de Ángel Muñoz, quien logra darle una estética muy particular mediante un diseño de personajes sencillo y muy expresivo, que transmite a la perfección no solamente los gestos, sino también las actitudes de cada uno, especialmente de la protagonista, que rebosa carisma.
El color de Abel Pajares constituye el tercer pilar sobre el que se apoya la obra. Pese a que su presencia es discreta, o quizás precisamente por eso, resulta ser la última pieza que hace que el conjunto funcione.
Clara Grima, matemática y divulgadora, prologa este cómic en el que se reivindica la figura de una mujer científica que ha sido eclipsada por sí misma, por su propia carrera como actriz en el Hollywood del star system. Todo un acierto por parte de Grafito Editorial.
