La combinación La La Love You y Karavana es energía, fiesta y explosión musical asegurada. Ambas bandas lo dieron todo sobre el escenario de Shoko Madrid el pasado miércoles 14 de diciembre en una de las sesiones Cómplices de Vibra Mahou. Hicieron saltar, cantar y, evidentemente, vibrar a todos los asistentes. Ellos, pese a las inundaciones y dificultades de aquella tarde para llegar a la cita musical, estaban allí dispuestos a dejar que les atravesara la descarga eléctrica.
Un ambiente de euforia y libertad, tercio de Mahou en mano y dos grupos indies. Dos conciertos en uno que reniegan del reggaeton y la música urbana para darle protagonismo a la guitarra eléctrica y las voces. Karavana, formado por Fabi, Gonzalo, Emilio y Jaime, da un tremendo chute de energía inicial con canciones como Strokes, Hoy o Madrid, subiendo la temperatura del lugar. Tras ellos, una pausa de alrededor de media hora en la que los asistentes conversan y se unen aún más.
David, Celia, Robert y Rafa, integrantes de La La Love You son los grandes protagonistas actuales del punk-pop español y comparten con su cómplice público sus canciones más sonadas y algunas de otros artistas como Tenía tanto que darte de Nena Daconte o Quédate conmigo de Pole. Así, la noche cada vez aumentaba su intensidad con temas como El Momento Perfecto, La canción del verano o Laponia. Con esta última el público sincronizado encendió sus linternas acompañando al grupo en su viaje «hasta el polo norte».
Como acostumbran a hacer en sus conciertos, La La Love You saca a dos miembros del público a cantar una de sus canciones. En esta ocasión, Celia Becks elige a dos fans de la primera fila que «llevan mucho merchan» (merchandising). Así justifica la cantante su elección, que fue muy acertada, pues ambas bailan y cantan como si no existiera nada más. Quizás sea el momento más divertido y electrizante.
Los dos grupos comparten escenario y, finalmente, cierran el concierto con la tan pegadiza canción Enamorado de la moda juvenil de Radio Futura. El público, con caras de absoluta felicidad y liberación, sale de la sala tarareando, en algunos casos; cantando a pleno pulmón, en otros, las canciones que se niegan a dejar atrás. Un concierto que cada uno de los asistentes se lleva dentro de sí a casa. Pues, como afirma David Merino (voz y guitarra), «nos quedaríamos para siempre».