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Cine

Juan Cáceres: «La realidad es mucho más profunda y compleja que la ficción»

Juan Cáceres recoge la Biznaga a la mejor película iberoamericana de ZonaZine por "Perro Bomba" / Fuente: Álex Zea (Festival de Málaga)

Juan Cáceres presentó en el 22º Festival de Málaga su ópera prima, Perro Bomba, en la sección ZonaZine. En la rueda de prensa sucedió algo que nunca se había dado en este festival: una de las sillas estaba vacía.

Perro Bomba ganó las biznagas de plata a mejor película iberoamericana y premio del público, además de a mejor actor para Steevens Benjamín. El director, Juan Cáceres, subió tres veces al escenario durante la gala de clausura y reafirmó los orígenes de su película: «Gracias al festival por seleccionar esta película, una película callejera, autogestionada, hecha sin un gran presupuesto pero con mucho amor, cariño y amistad, y una película que no mira a Hollywood, que mira en sus raíces latinoamericanas y que busca y rebusca intentando encontrar el futuro del cine de nuestra región».

Antes de recibir la buena noticia, pudimos hablar con él sobre su película y sobre racismo, el tema principal de la obra.

TimeJust: ¿Por qué decidiste tratar este tema en Perro Bomba?

Juan Cáceres: Hay una frase de Miguel Unamuno bien famosa que dice “el fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando”. Yo vengo de un entorno popular en Chile donde la gente no tiene la posibilidad de viajar. Lamentablemente, tampoco hay una muy buena educación y tampoco tienen mucha posibilidad de leer. Cuando empezó la ola migratoria a Chile, por supuesto, estas personas migrantes que son de clase trabajadora empezaron a integrarse a los círculos a los que yo pertenezco, a los barrios marginalizados en los que yo vivo, y ahí fue cuando me empecé a dar cuenta de que el racismo, lamentablemente, se manifestaba más desde las clases bajas a las que yo pertenezco que desde las clases altas, predominantes, con estudios, etc.

Ese fue como el primer germen de la peli, fue intentar construir un relato, un mensaje, una película que permitiera a las personas de clase baja experimentar un poco una especie de viaje, la multiculturalidad a través de la película. Básicamente, ahí nació; mi intención siempre fue hacer una película popular. Todavía no la mostramos en Chile, pero creemos que es una película de fácil acceso, no es una película que requiera a uno tener como unos grandes bagajes culturales ni mucha contemplación para entender una película simple y directa. Así más o menos nació.

TJ: ¿Por qué preferiste hacer una película de ficción en vez de un documental?

JC: Fue básicamente una cosa: yo al principio me senté en el computador cuando empezó el proyecto, quise hacer un guion y quería unas escenas. Escribí una primera versión del guion, 90 páginas bien bonitas, pero ahí empezaron a surgir otros ruidos dentro de mí, porque cuando uno escribe un guion, generalmente se adhiere a ciertos formatos, se adhiere a cierta estructura, a ciertos puntos de giro, a ciertas convenciones narrativas que hacen que un guion sea bueno o malo. Yo por supuesto quería escribir un guion bueno, entonces adscribía a todas estas convenciones narrativas. Pero cuando el tema es tan vívido, cuando el tema es tan urgente, es tan real, para mí era una falta de respeto como someter esta realidad tan complicada para mucha gente a estos esquemas que son ajenos a donde yo me crié. Fue ahí que nos dimos cuenta por supuesto que la realidad es mucho más profunda, más compleja que la ficción. Ahí fue que decidimos hacer la película de otra manera.

Un día, Steevens, que es nuestro protagonista, nos dice “oye, sé que vamos a grabar la película, pero todos mis amigos se están poniendo extensiones en el pelo, ¿ponérmelo afectará a la grabación?”, y nosotros le dijimos “mira, qué interesante, dale, no hay problema, pero déjanos grabarlo”. Y esa, de hecho, es la primera escena de la peli y claro, eso lo grabamos. Fuimos simplemente con la cámara, todas las conversaciones que se dan son totalmente naturales y de ahí a poquito empezamos a recoger otra instancia, a mezclar cosas que Steevens iba a hacer, que sus amistades iban a hacer con otras cosas que nosotros provocamos o que tal vez planificábamos un poquito más. Cuando nosotros grabábamos en la calle había muchas reacciones. Por ejemplo, los chilenos —las chilenas en general no— se acercaban y nos decían “oye, ¿por qué están grabando a los extranjeros? ¿Por qué están grabando a los negros? Graben a los chilenos”.

Por otra parte, se nos acercaban personas de Haití muy curiosas y en un primer momento, lo que hacíamos era aprovechar de hablar con esas personas, aprovechar de entrevistarlas e hicimos un montón de entrevistas a lo largo del proceso. Nos rodeamos de un montón de momentos documentales. Nosotros grabamos en locaciones reales, el albergue de la Cruz Roja que aparece es real, el testimonio que hay en esa escena es real, los testimonios de los compañeros en el trabajo son reales, y así con muchas otras cosas. Esa fue entonces la motivación, fue intentar subvertir esta idea de que nuestras cabezas pueden representar la realidad mejor que lo que es la propia realidad. Pero, sin embargo, queríamos hacer una ficción básicamente por la idea de que es un género más popular, un género más fácil de entender y mi intención, en lo personal, siempre fue esa, fue como hacer un relato que fuese de interés masivo.

TJ: En la rueda de prensa comentaste que muchas ONG se ofrecieron a ayudar, pero cuando supieron por dónde iba a ir la película, algunas se echaron atrás. ¿Cómo fue eso?

JC: La película pasó por altos procesos. En un primer momento, nosotros queríamos también tocar la realidad de la delincuencia, o sea, nadie nace delincuente, sino que son las circunstancias que nos rodean las que nos llevan a tomar una u otra decisión. Al final quedó un poquito de eso en la película, vincular a nuestro protagonista con círculos marginales, con círculos de migrantes que se toman casa… Spoiler (risas). En donde termina la película es un espacio real que es bastante polémico en Chile, porque son migrantes que decidieron tomarse una casa cual okupa y eso, por supuesto, como que pone en quiebre la institucionalidad incluso de alguna ONG. Varias cosas que en el trayecto hace nuestro personaje chocaban con ciertas ONG, pero yo no les culpo, porque son ONG con las que nosotros hermanamos en pensamiento pero que lamentablemente no tenían mucho conocimiento de cómo opera el arte. Esas ONG esperaban, por ejemplo, que nosotros hiciéramos un relato miserabilista del pobrecito, con ciertos estereotipos.

Éticamente había como diferencias, porque bueno, ellos esperaban que nosotros fuésemos explícitamente éticos y la peli es mucho más que eso. Tuvimos ciertas diferencias con algunas organizaciones porque nuestra película fue muy apoyada por otras, pero estamos seguros, sin embargo, que cuando estrenemos ya todas esas diferencias —que tal vez nosotros igual hacemos la autocrítica o yo en lo personal tal vez no supe comunicar de manera tan correcta— se van a quedar a un lado, porque la peli sin duda tiene el corazón que siempre buscamos y es una película que va a ayudar, yo creo, a generar espacios de debate y de discusión.

TJ: También comentaste que los actores no son realmente actores, ¿cómo disteis con ellos y cómo fue el proceso durante la película?

JC: Todo partió con Steevens, que es nuestro protagonista, que es fundamentalísimo para la peli. Esta película no sería sin él. A él nos costó harto encontrarlo porque, cuando nosotros empezamos el proyecto, la migración haitiana era un fenómeno reciente. Entonces, hicimos un par de castings a través de Internet, a través de otros medios, intentando conseguir actores afrodescendientes con experiencia idealmente y no nos llegaba gente. Luego, los productores empezaron a hacer un trabajo ya más focalizado, empezaron a hacer llamadas, si alguien conocía a alguien, y así nos llegó el dato de un chico que había sido figurante en una obra de teatro bastante prestigiosa en Chile en la que había usado su cuerpo, mas no había tenido diálogos. En ese entonces, necesitábamos encontrar a alguien, así que lo llamamos y fue bastante interesante, porque ahora nos cuenta que cuando él recibió el llamado fue como “otro casting más donde me van a pagar 10.000 pesos chilenos [unos diez euros], no quiero ir”, porque estaba aburrido de ser extra de publicidad.

Bueno, por azar él se confundió, pensó que iba a otro casting y llegó al nuestro. Él nos contó entonces que desde pequeño soñaba con ser actor, pero que no había tenido ninguna posibilidad de formarse, sin embargo en esta obra de teatro, donde había compartido con actores y actrices de gran renombre, de gran talento y trayectoria, había conseguido muchos consejos, mucho apoyo y que estaba dispuesto a todo con tal de conseguir su sueño de ser actor. Nosotros en ese momento hicimos un pequeño ejercicio actoral para probarlo y… él tiene un talento innato.

Cuando grabamos nosotros la película, él era un obrero de una fábrica de hormigón que, de hecho, es la misma fábrica que aparece en la película. Actualmente, él ya es un actor de tomo y lomo, tiene un papel en una telenovela de Chile de un canal bastante importante, tuvo una experiencia de un papel secundario en otra telenovela, hizo un papel secundario en otra película y el futuro que se le augura a Steevens, que es muy jovencito, tiene 21 años, es impresionante, porque no solo ama la actuación, sino que tiene el talento innato que nosotros admiramos profundamente… lo queremos mucho.

TJ: El tema del estreno fue la silla vacía. ¿Cómo sucedió exactamente la denegación del visado?

JC: Mejor que te hable Alejandro de ese tema, porque él hizo la solicitud.

Alejandro Ugarte (productor): Finalmente, la visa fue negada porque él no podía comprobar que iba a volver a salir de España, a pesar de que en el consulado nos pidieron mucha documentación, que toda fue entregada e incluso tuvimos que aumentar como su cupo en el banco, porque te piden muchos requisitos para que los haitianos puedan ingresar a España. Como él tiene una visa temporal en Chile y además tiene pasaporte haitiano, él no tenía cómo comprobar que iba a volver a Chile. Esa fue la causa de que su visa fuera negada. Incluso presentamos una carta del festival donde decía que él era un invitado, estaban comprados los pasajes, el alojamiento… Pusimos dinero en la cuenta porque pedían un mínimo de 600 euros por día para que él pudiese tener acceso a España.

TJ: También se comentó que el festival no ha tenido una posición clara y firme respecto al tema.

AU: Creo que más que presentar una posición clara, nosotros también resguardándonos, deberíamos pedir a los festivales que ellos mismos hagan el aviso a los consulados para que sepan que él es un invitado especial del festival y viene por una ocasión especial. Esto es algo también que se puede discutir, bueno ya con este festival ya pasó porque no lo previmos, no supimos que iba a ocurrir algo así, nunca lo esperamos, y era algo que nos entristece bastante porque teníamos mucha ilusión de venir con ellos al festival. Es una pena, porque finalmente se ve cómo un país que necesita ayuda… esa ayuda es negada. O sea, en este caso es algo específico pero es algo mucho más trascendental lo que está ocurriendo, no es menor.

JC: Es un ejemplo extrapolable a cualquier persona de Haití, que bueno es el país más vulnerable a nivel de América Latina. Esto que le pasó a él les pasa a todas las personas con pasaporte haitiano. Además, es muy tristemente irónico que nuestra película plantee un mensaje como en pos de la comprensión a la migración y que pase esto. Bueno, aparte no es la primera vez que nos pasa, también nos pasó en Estados Unidos, en Miami. Pero bueno, tampoco es culpa del festival ni mucho menos, no es nuestra intención culpar al festival porque son cosas que escapan de las manos de todos y tienen que ver más con la institucionalidad en la que vivimos. Para mí por eso es también lo que comentaba ayer, no hay mucho que hacer en lo práctico, lo único que nos queda hacer es fortalecernos como personas, unirnos, participar de nuestros espacios base, plantear nuevos discursos, cuestionar las cosas que hay… Activarnos políticamente, yo creo. Agradecemos igual al festival de que dejó tener la silla vacía y aceptó ese gesto.

AU: Pero también no es solo que sea algo irónico, sino que muestra la importancia del mensaje y el discurso que se está entregando a través de la película, o sea, es algo contingente, algo que está pasando, que nos pasa a nosotros y que les pasa a muchas personas en diferentes partes del planeta, no solo con Haití.

Desde TimeJust damos nuestro apoyo al actor Júnior Benjamin y a todo el equipo de Perro Bomba para que la próxima vez puedan viajar todos.

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