Tras descansar durante unos días, Dani Martín ha vuelto. Y lo ha hecho de la mejor manera, dándolo todo sobre el escenario, en Gijón con todo el mundo entregado a sus ‘Grandes Éxitos y Pequeños Desastres’.
Parque de los Hermanos Castro. Gijón. Noche. Todo estaba listo para que arrancase el concierto de Dani Martín. El tiempo cayó y comenzó la fiesta del rock and roll y la sensibilidad en la ciudad asturiana. El cantante madrileño volvió de su descanso para iniciar su segunda parte de la gira y lo hizo como él sabe hacer: dejándose el alma en el escenario.
El ex-vocalista de El Canto del Loco hizo lo que siempre hace, poner todo el cariño y las ganas del mundo en la música. Como en todos sus espectáculos en la gira, comenzó con ‘Volver a Disfrutar’ y la intervención de ‘El Gallo’, que le ha hecho reconectar con sus orígenes, más cañeros.
A toda máquina en el norte
En el comienzo del doblete de este fin de semana en el norte de España, Martín volvió a tope y con más energía. El parón le ha sentado bien y los fans lo han notado. Su pasión, su entusiasmo fueron rápidamente acogidos por los asistentes, entregados completamente a su música y su voz.
Esa forma de darlo todo siempre, da igual el escenario, siempre es bien recibido por todo el mundo. Dani Martín sigue demostrando, ayer también, por qué es uno de los mejores y más completos artistas de todo el panorama nacional. El madrileño sigue conquistando a todo el mundo que le va a ver allá por donde va.
Fuerza y pundonor
Fuerza y pundonor. Esas dos cualidades siempre caracterizan al cantante, que ayer en Gijón volvió a dar buena muestra de ambas. Con cubos de agua cuando cantaba ‘Insoportable’ o el fuego que salía cada vez que cantaba el estribillo de sus canciones más emblemáticas, sigue creciendo.
Con todo el mundo en pie, con la ilusión en todo lo alto, Martín acabó el concierto con ‘Zapatillas’. Tras este concierto, se marcha a tierras cántabras, más concretamente a Santander, donde tocará esta noche junto a su banda, The Reventones, para seguir dándolo todo y volver a disfrutar una vez más.