Un amor de verano, el largometraje feminista de Catherine Corsini con una emocionante historia de amor.
Hace tiempo os mencioné de pasada esta película en un artículo de multicine, y por fin os traigo mi opinión sobre ella. A grandes rasgos me ha parecido una buena película, feminista y diversa, con multitud de matices a tener en cuenta. Nos lleva hasta los años 70 en Francia, con el inicio de una revolución sexual con la revolución social de Mayo del 68 como germen. ¿Qué más podemos pedir?
Ficha técnica
- Título: Un amor de verano / La belle saison
- Año: 2015
- Duración: 105 min.
- País: Francia
- Director: Catherine Corsini
- Guionistas: Catherine Corsini y Laurette Polmanss
- Género: Drama, Romance
- Productora: Chaz Productions / France 3 Cinéma / Artémis Productions / Canal+ / Orange Cinéma Séries / France Télévisions / Jouror Productions / Indéfilms 3 / Soficinéma 11 / Cinémage 9 / Région Limousin / Centre National de la Cinématographie (CNC)
Fuente: Chaz Productions
Sinopsis
París, 1971, Delphine conoce a Carole. La primera, de familia humilde y campesina del sur de Francia, se muda a París para alcanzar la independencia económica y ser dueña de su propia vida. La segunda vive con Manuel, su novio, y se involucra fervientemente en los comienzos del movimiento feminista. De su encuentro surge una historia de amor que desequilibrará sus vidas al tropezar con la realidad.
Opinión
La pareja principal está formada por Carole (Cécile de France) y Delphine (Izïa Higelin). La primera es una activista feminista de la capital y la otra es agricultora en la granja familiar, al sur de Francia. Carole parece tener sus ideas claras, mientras que Delphine acaba de salir del cascarón como aquel que dice. Este es el guión conductor de toda la película, los contrastes entre los personajes, sus historias de vida, la ciudad y el campo, la tradición y la revolución.
Sin embargo, la historia empieza a atraernos más cuando estos dos mundos colisionan. Comienza una relación amorosa entre ambas y con ella otro giro en la historia. No quiero desvelar mucho más, porque de verdad que vale la pena ver la película. Por cierto, Izïa me recuerda muchísimo a Adèle Exarchopoulos, son como dos gotas de agua.
Finalmente, disfrutamos menos del personaje de Monique (Noémie Lvovsky), la madre de Delphine, y qué pena. Es un personaje que representa perfectamente a las mujeres agricultoras y campesinas, a las que no se les reconoce su trabajo. No aparece mucho durante la película, pero en las últimas escenas está brutal. Os dejo un par de frases del guión para que veáis a qué me refiero:
Carole: «¿No estás orgullosa de que hayamos podido sacar el trabajo adelante?»
Monique: «Las mujeres siempre lo hacemos y nunca nos llevamos ese mérito.»
¿Y qué decir de que una película sobre mujeres esté dirigida y escrita por mujeres? Muchísimas gracias a Catherine Corsini y Laurette Polmanss por este regalo, y por poner sobre la mesa problemas sociales tan relevantes.
Fuente: Chaz Productions
El feminismo en la ciudad y en el campo
Como decía, es de apreciar que esta película ponga sobre la mesa los problemas de las mujeres en contextos tan diferentes. Por una parte están las feministas de París, impulsadas por los sucesos de Mayo del 68, y propulsoras de una revolución contra el patriarcado. Sobre todo realizan acciones para recuperar su lugar en el espacio público y por un aborto libre y seguro.
Por otra parte, está la mujer rural que por mucho que trabaje no le son reconocidos sus esfuerzos, y ni si quiera gozan del estatus de ganadera como el resto de sus compañeros hombres. Llevan a sus espaldas el conocido triple rol: la labor reproductiva, las labores del hogar y además las labores productivas.
Sin embargo, y pese a las diferencias, lo importante es recuperar una frase de la célebre Simone de Beauvoir: “El feminismo es una forma de vivir individualmente pero de luchar colectivamente”.
