Ya estamos en el segundo día del Festival y poco a poco seguimos conociendo películas de la Sección Oficial a competición, entre ellas la nueva historia de amor gay de François Ozon, ‘Summer of 85’, o la también francesa ‘Passion Simple’, de Danielle Arbid. Además, se han podido ver en nuevos directores la refrescante ‘Limbo’ y fuera de competición la española ‘El verano que vivimos’ con Blanca Suárez y Javier Rey.
El segundo día empezó con la presentación de la nueva película del francés Ozon, que llega a competición en San Sebastián avalado por el sello Cannes 2020. La historia gira en torno a un amor de verano entre Alexis y David, que desembocará en temas mucho más profundos.
‘Summer of 85‘ son dos películas y tienen resultados bastante desiguales: la primera es cuando los chicos se conocen y comienzan una relación; en esta parte todo ocurra de forma poco orgánica; muy sexualizada -pero eso es marca Ozon-, y con una trama loquísima donde nadie se plantea absolutamente nada y todo ocurre porque tiene que ocurrir. Sin embargo, la segunda mitad alcanza un nuevo nivel y empieza a tratar temas importantes como son el duelo, la pérdida, la soledad y la imagen que proyectamos en los demás de nosotros mismos. Esta parte es la verdaderamente interesante y donde los engranajes empiezan a funcionar.
Copyright: Festival de San Sebastián
No es la mejor película de François Ozon, pero sin duda es un soplo de aire fresco y sabiendo como sabemos que Luca Guadagnino -el director de ‘Call me by your name‘ de la que bebe ‘Summer of 85‘- es el presidente del jurado, y sabiendo como sabemos que estos temas le interesan, quizás acabe en el Palmarés o incluso llevándose el premio gordo. Estaremos atentos.
Más tarde, se pudo ver en la sección Nuevos Directores ‘Limbo‘, la segunda película de Ben Sharrock, que ya presentó en el festival hace unos años ‘Pikadero‘, y esta también venía avalada por el sello Cannes.
‘Limbo‘ es una historia sobre un grupo de cuatro refugiados que llegan a una isla escocesa donde esperan que se les conceda asilo. El protagonista de todos ellos es Omar, un joven que tendrá que aprender a adaptarse a las circunstancias que le ha tocado vivir.
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En ‘Limbo‘, Sharrock se mueve por diferentes registros y géneros para acabar contando la realidad de los refugiados y que al final, hay que humanizar el concepto que se ha creado de «refugiado»: son personas como tú y como yo, y ellos también han dejado una vida atrás buscando algo mejor. La adaptación y la vida en esa isla será el motor de los personajes y del crecimiento de Omar, que a través de sus compañeros y sus propias experiencias aprenderá a manejarse en esa nueva realidad.
Sharrock filma con garra y un tono a medio camino entre lo contemplativo y el nervio. Sabe perfectamente lo que quiere contar y lo cuenta a través de imágenes. Todos los personajes están al servicio del tema de la película, incluso Omar, que acaba entendiendo que por mucho que eche de menos a su familia, él debe mirar hacia delante. Una joya del festival.
Más tarde también se pudo ver el estreno de ‘El verano que vivimos‘, una nueva producción de Bambú tras los buenos resultados cosechados con ‘Malasaña 32‘, y en esta ocasión con una temática radicalmente distinta.
‘El verano que vivimos‘ es una historia de amor entre un arquitecto –Javier Rey-, y la novia –Blanca Suárez– de su mejor amigo. Este amor gestado en la clandestinidad será el detonante de toda la trama de la película.
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Claramente la productora de Ramon Campos y Gema R. Neira no se ha roto la cabeza a la hora de elaborar esta historia: es exactamente una más de los cientos de historias de amor que han ido escribiendo a lo largo de sus años en sus series, pero en esta ocasión no es en temporadas de 12 episodios; ahora es una película de dos horas donde quizás, el amor entre los dos protagonistas no está tan bien contado como sí se dejaría ver en una ficción de televisión.
Javier Rey y Blanca Suárez se enamoran, pero no hay construcción de una relación personal entre ellos en ningún momento; les falta complicidad y sobre todo, escenas juntos. En cierto momento de la historia el novio dueño del viñedo desaparece, y ellos empiezan a intimar, pero no hay un paso previo; no hay cortejo: ya están enamorados.
Pese a este problema, la película pronto muta y se convierte en un drama debido a las consecuencias de los actos de ambos, y ahí la cinta empieza a ganar enteros: pese a que en ciertos momentos peca de intensidad, esta es exactamente ese tipo de historia, por lo que da al espectador lo que viene buscando. El final es interesante, aunque nada sorprendente, y cualquiera que haya visto ‘Gran Hotel’, ‘Gran Reserva’, ‘Velvet’ o ‘Tiempos de guerra’ sabrá exactamente qué le espera. Entretenida y puede que bastante taquillera en su paso por las salas españolas.
Para acabar, cerramos el día con la francesa ‘Passion Simple‘, una historia de sexo -porque eso no es amor-, entre un hombre y una mujer que se conocen por casualidad y que acabará generando sentimientos muy fuertes en ella.
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Esta es probablemente la mayor tontería del día: una película sobre dos personajes insoportables y con los que es imposible empatizar. El hombre es la nada, ni está construido ni le interesa; su única función es tener sexo con la protagonista. La mujer en cambio no deja de esperar algo con un hombre casado que nunca le ha prometido nada, y empieza a descuidar una vida llena de logros y éxitos e incluso de su propio hijo. Imposible empatizar con estos personajes para bien ni para mal, son dos cargas y el guion podría ser una historia de arrastrados en la que nadie se quiere ver reflejado -pero más de uno ha estado ahí-. Probablemente la mayor banalidad de lo que llevamos de festival.
