El director español Pedro C. Alonso debuta en la dirección demostrando una sólida reflexión sobre la técnica y la historia, sin llegar a trascender.
El director catalán Jaume Collet Serra (Infierno Azul, El Pasajero) se ha afianzado en Hollywood con sus trepidantes thrillers de acción. Lejos de ser una moda pasajera, Serra parece querer continuar este legado de realizadores españoles con cuidada factura formal de proyección internacional. Por ello, ha auspiciado como productor el debut en la dirección de Pedro C. Alonso. Este habitual de la publicidad ha demostrado sus dotes de concisión con esa ya poco habitual corta duración de hora y media.
El sello de Jaume, por otra parte, también está presente en esta historia original de C. Alonso. Feedback relega en el actor británico Eddie Marsan el peso de esta historia de chantaje y violencia en directo en un importante estudio de radio londinense. A pesar de otras similitudes con Serra como el aprovechamiento de un espacio concreto (un tren, un avión) y un breve periodo de tiempo (una línea de tren, un vuelo), el film adquiere personalidad propia en sus tanteos por el detallismo técnico y el doble dilema moral que llega a trazar.
Paul Anderson en una de las mejores escenas del film / Fuente: eOne
La radio como estilo
El tiempo y el espacio de los 90 minutos de película se reducen a un estudio de radio. Esta decisión, más que parecer una solución presupuestaria o un lastre a la acción, fuerza la creatividad de la técnica. La puesta en escena se echa a hombros el avance de la acción con los escondrijos y las artimañas de lucha, aportando tensión a través de cada elemento de un estudio de radio.
Gracias a ello, la fotografía y la dirección de arte sobresalen sobre el conjunto. Sin embargo, si la radio trabaja con la voz, la película juega especialmente con la edición de sonido. La sensación de aislamiento (sonoro y personal) y desconcierto, el engaño a los oyentes o los despuntes de la acción hacen que merezca la pena vivir Feedback en una sala de cine para apreciar la fantástica mezcla de sonido.
El estudio de radio encierra a Eddie Marsan e Ivana Baquero / Fuente: eOne
Claustrofobia actoral
Al igual que el escenario encierra la acción, la cámara hace lo propio con los personajes. Todos responden con creces a este reto de mantener el intensísimo ritmo a través de primeros planos. Desde Paul Anderson hasta la española Ivana Baquero (increíblemente natural en inglés), todo el reparto se entrega en cuerpo y alma (literalmente) en duelos físicos y dialécticos.
Hay que dar las gracias a Pedro C. Alonso por darle la voz principal por fin al eterno (y excelente) secundario Eddie Marsan (Sherlock Holmes, El Vicio del Poder). El actor británico borda una de las mejores bazas del film: el juego de registros víctima/culpable por el que pasan todos los personajes. Gracias a todos ellos, la incertidumbre va más allá del secuestro que estamos viendo, hasta las razones que lo motivaron, sin saber por tanto de quien fiarnos.
Eddie Marsan tendrá que ingeniárselas dentro del estudio. Fuente: Vaca Films
Doble moral
De esta manera, tanto literal como metafóricamente, Feedback reflexiona sobre la posverdad. La historia apunta una doble reflexión en torno a la espectacularización de los medios de comunicación y la difusa línea entre las ansias de justicia y de venganza. Además de para la acción, la técnica está al servicio de estas metas. De hecho, una de las mejores escenas de la película es una conversación en plano contraplano sin más artificios que la tensión de la situación y de lo que no vemos y no sabemos.
Sin embargo, con el desarrollo del metraje estas preguntas acaban perdiendo fuelle. Más que no dar respuestas, el principal lastre del guion es titubear sin equilibrio entre ambos polos que bien merecerían una película entera para cada uno. La conexión entre ambos está bien lograda, pero es una pena que la profundización se quede en trazos medianos.
Puede que no sea ni el thriller más profundo ni el mejor realizado, pero en ambos aspectos de fondo y forma apunta lo suficiente a la excelencia como para diferenciarse de otros filmes y desde luego para merecer pagar una entrada por ir a verla donde hay que vivirla: en el cine.
