Artículo de opinión sobre el ascenso de la extrema derecha y la influencia del cine en esta problemática.
Gran parte de las cabezas coherentes emergentes en nuestro país se llevaron las manos en la cabeza durante la noche electoral del día de ayer al presenciar semejante esperpento electoral.
¿Cuál fue la razón? El esperpento electoral en forma de tercera posición y más de 50 diputados cosechados por VOX en los comicios electorales del 10 de noviembre. No seré yo quien descubra los evidentes valores intolerantes de la formación política liderada por Santiago Abascal.
Ante estos hechos, me veo en la necesidad de llevar a cabo un ejercicio de responsabilidad ciudadana en forma de artículo periodístico.
Resulta complicado que un humilde periodista como puedo ser yo tenga una voz autorizada para alarmar sobre las devastadoras consecuencias de la intolerancia político-social de nuestro país.
Sin embargo, la cultura y en su defecto, el cine, deben perfilarse como el antídoto que cure a la palabra que a día de hoy está siendo gravemente envenenada por los teloneros de Trump.
Amenábar como modelo
La película Mientras dure la guerra levantó conciencias sobre el valor de la rectificación del pensamiento humanístico de uno de esos escritores que tanto llegamos a odiar en 2º Bachillerato, Don Miguel de Unamuno.
Dicha producción de Amenábar es una de las miles artísticas que nos permitan comprender la Guerra Civil española sin dejar ningún cabo suelto. Películas como La vaquilla, La lengua de las mariposas o Las trece rosas son una prueba de ello.
En la misma medida, los directores emergentes de la Academia de las Ciencias Cinematográficas deberían ponerse el mono de trabajo y basar sus guiones en la convulsa historia de España durante el Siglo XXI.
Imagen: Rodaje. Fuente: Twitter oficial de Academia de Cine
El estallido de la burbuja inmobiliaria, los recortes del PP, el 15-M, la rotura del bipartidismo, la moción de censura de Pedro Sánchez, el 1-O, la Semana Trágica de Barcelona 2.0, los sistemáticos bloqueos políticos y sobre todo, el ascenso de la extrema derecha hacen entrever una época histórica convulsa.
Sin duda, hablamos de una acumulación de trapos sucios que se tiran a la cara sin ser plenamente consciente del origen de su suciedad.
Por favor, vamos a construir pedagogía utilizando el séptimo arte. El cine entretiene, provocando que en la educación primen valores culturales sólidos.
Dichos valores serían los instrumentos de cambios que unas pocas cabezas coherentes clamas a los cuatro vientos. Señor séptimo arte, necesitamos que rompas el mil pedazos más de 3 millones cerrojos mentales.
