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Andalucía

Los nórdicos arrasan en el 28º Fancine

Cartel promocional del 28º Fancine / Fuente: Twitter oficial de Fancine (@FancineMalaga)

El 28º Fancine, organizado por la Universidad de Málaga (UMA), tuvo lugar del 14 al 22 de noviembre. Con el eslogan «Asia en las venas» se adentraron en oriente a través del cine

La noche en el Cine Albéniz se presentó para la inauguración del 28º Festival de Cine Fantástico de Málaga envuelta en unas galas mediocres que apenas hicieron justicia a la edición anterior. Quizá todo el ambiente de crispación surgido a raíz de la polémica en torno al cartel y la ausencia de la estrella invitada para el evento, Putochinomaricón, causó unos estragos imprevistos para una organización que ha demostrado muchas veces su eficacia. La vicerrectora de cultura, Tecla Lumbreras, y su innegable simpatía acompañada de un elegante kimono (obra de Sandra G. Florido) fue, junto a ese buen salvavidas que es el actor Pape Labraca a modo de presentador, lo mejor de un acto inaugural en el que el festival se bajó del todo los pantalones ante la poscensura rompiendo, ante todos los asistentes, varios de los cartelitos de marras.

Tras ello, tuvo lugar la película de arranque, Monstrum, un film coreano del director Huh Jong-ho, quien dio las gracias a los espectadores del Albéniz antes de comenzar con la proyección de las aventuras de un general veterano que debía salvar al reino de la amenaza de una criatura colosal y de un ministro maligno. El tono del largometraje, una coalición distendida de narrativa occidental con motivos y marcos orientales, se erigió como una manera acertada de dar el escopetazo de salida a esta edición del festival que tenía como latemotiv «Asia en las venas».

Largometrajes a concurso

Nuestro primer encuentro con la sección competitiva se dio de la mano de Ghostland, una producción canadiense con la que el director, Pascal Laugier, nos puso los pelos de punta al jugar con nuestras mentes en una terrorífica casa de muñecas a tamaño real que ha sabido recoger lo mejor del género de terror de la pasada década en conjunción con un homenaje a un clásico como es Lovecraft.

El thriller Piercing nos adentraba en el mundo del Fancine con mentes insanas ansiosas por matar(se) y ver sangre. Todo un guiño al estilo giallo de la Italia de los años 70, tanto en lo visual como en su mismo cartel. Nicolas Pesce no deja mal sabor de boca, pero se queda corto en comparación con su ópera prima, The Eyes of my Mother. Por último, cabe destacar la actuación de Mia Wasikowska, quien transmite locura en cada una de sus miradas.

Lars von Trier llenó la sala con The House that Jack Built en su primera proyección, cuya cola no tenía fin y adquiría otro espectador por cada uno que entraba. Con unos 20 minutos de retraso para que nadie se perdiese esta película que daría de qué hablar, Matt Dillon se convirtió en un asesino en serie con un TOC con la limpieza. El ego del protagonista iba acompañado de su misoginia, además del rasgo pedante que trae el director para demostrar su nivel de cultura durante las más de dos horas de metraje.

La comedia francesa Au poste!, dirigida por Quentin Dupieux (Rubber) provocó una dualidad de opiniones, dado que el humor negro del que se empapa toda la película funciona hasta el final, en mayor o menor medida, pero sus ansias de rizar el absurdo de la trama pudo haber incurrido en un final un poco precipitado que podría haberse resuelto mejor con unos minutos más sin perder ligereza y brevedad en la historia.

Los fans de la ciencia ficción apostaron por Prospect en vano. El ritmo lento de un mundo interesante visualmente pero con una historia que no daba más provocó el descontento del público en general. Muchos espectadores fueron atraídos al ver a Pedro Pascal en los créditos, pero el actor no pudo hacer mucho más de lo que dictaba el guion, al igual que Sophie Thatcher.

Una de las películas que más dio de qué hablar en el festival, también por la diferencia de opiniones, fue el film sueco Border, que trataba, desde el realismo mágico, una historia mítica al tiempo que actual. Mediante la actualización de leyendas nórdicas, pudimos entrar en una fantasía cercana a la cotidianidad con sutiles toques sociales. La destacada interpretación del tándem protagonista hizo justicia a unas trabajadas caracterizaciones y a una buena dirección de fotografía.

Legend of the Demon Cat supuso la primera retirada a media proyección debido a la banalidad del tema propuesto y de su puesta en escena. Que hizo que saliésemos despavoridos antes de su desenlace, por lo que no podemos criticar más allá de la primera media hora de metraje.

Asia en las venas

El segundo largometraje que nos ahuyentó fue la china Ash. Con un buen inicio que promete, tras presentar el crimen principal, la historia da un salto de diez años en el que se pierde el hilo por completo. El desarrollo ininteligible y lento de una proyección nocturna solo provocó bostezos.

La producción iraní Pig dio lo que prometía: una comedia un poco loca que consigue mantenerte atento a sus situaciones humorísticas. También hubo lugar para la denuncia hacia el trato que damos a las redes sociales, donde creemos que todo lo que aparece es verídico.

Respeto llegó al Fancine para traernos rap filipino por un protagonista con gran parecido a Porta. Tras el arte (y las tonterías) creado con versos como tema central, los problemas sociales, cada vez más oscuros y preocupantes, eran expuestos en pantalla; una manera fácil de adentrarnos en las Islas Filipinas y su sociedad.

Ánima Zone

La técnica creativa del dibujo de Virus tropical te hace creer que incluso lo inanimado tiene vida. Sin embargo, no consigue lo mismo con lo vital, ya que algunos personajes parecen objetos al carecer de emociones en ciertos tramos de la historia.

Algo parecido ocurre con Violence Voyager, cuya propuesta inicial, muy sugerente, de utilizar un estilo de dibujo a partir de recortables que inducen a pensar en una historia imaginada mediante la improvisación de un niño, se torna insustancial y una mala hibridación con temas adultos sin lograr ningún tipo de sintonía.

El nivel mejoró con la brasileña Tito and the Birds, una película de animación que te hace sentir como un niño, rebosante de sentimientos en cada pincelada y que no permite desviar la mirada. Una apuesta para toda la familia.

El único anime de una edición de Fancine centrada en Asia cumplió las expectativas. Mirai, mi hermana pequeña es una obra personal de Mamoru Hosoda, tierna y ligera, que te hace volar la imaginación. Es fácil identificarte con el protagonista si has estado en su lugar.

Informativa

La islandesa Arctic lleva hasta sus mínimas consecuencias el ejercicio de supervivencia en el cine. El director, Joe Penna, depura al máximo todo exceso de guion para centrarse solamente en el titánico periplo de su protagonista. No importa de dónde viene, no importa su pasado, solo importa la urgencia, el salir airoso de un paraje absolutamente hostil. Todo esto se consigue pero sin ninguna sorpresa ni innovación más allá de reducir hasta el esqueleto la historia de un superviviente.

Sin pena ni gloria, Dead in a Week pasó por el festival. Una comedia de humor muy británico que escasea tanto en risas como en su profundización por el tema del suicidio. La idea principal es buena e interesante, podría dar lugar a una buena comedia negra, pero se queda en la superficie.

El inconveniente se repite en Cómprame un revólver. El filme mexicano, mucho más serio, se centra en los problemas sociales del país vistos a través de los ojos de una niña que debe esconder su género para no ser raptada. Esto provoca que no se adentre en la realidad candente, censurando las partes más duras.

Sicilian Ghost Story se perfilaba como el análogo italiano de la irlandesa The Lodgers, proyectada en la edición anterior del festival. Si bien ambas se valen de cierto nacionalismo en la narración, las metas que se persiguen son bastante diferentes y, consecuentemente, sus resultados. La que aquí nos compete, pese a su fuerza inicial y su buena fotografía, acaba con demasiada pereza en un largometraje, en ocasiones, pesado al que le sobran minutos.

Zoe se proclamó como la fusión entre Her y Ex Machina mal obrada, a pesar de estar protagonizada por Ewan McGregor y Léa Seydoux, lo que llamó a la mayor parte del público. Tiene un guion de muchas palabras y poca demostración que crea unas actuaciones frías y, a veces, sin sentido.

Horror Zone + Fanzriller

The Night Eats the World supone un revulsivo al género de zombis. Estamos acostumbrados a que los protagonistas quieran escapar de ellos huyendo a campo abierto, no quedándose nunca inmóviles, pero en este caso, lo que el protagonista intenta es hacer de su estatismo una virtud, al convertir un edificio en un bastión infranqueable. Pese a que el guion hace aguas en momentos puntuales, la película demuestra con gran acierto lo que se puede llegar a hacer con un presupuesto mínimo dentro de un género habitualmente considerado de acción.

Steel Country es para los amantes del thriller lento, con escasa acción. Refleja la sociedad «trumpista» americana, esa que prefiere mirar a otro lado. Andrew Scott está excelente.

Con La ventana indiscreta como base, Nosipho Dumisa crea un ambiente intenso en Number 37 del que Hitchcock estaría orgulloso. Esta es su ópera prima, digna de una carrera prometedora, por lo que estaremos atentos desde TimeJust.

Clausura

A las puertas de la sala, el staff indica a los asistentes que deben coger un bocadillo y «parecer felices» cuando les enfoque la cámara, como si todos fuesen amigos. Pink Chadora y Pancha Tequila contaron con el público para la ceremonia, dando indicaciones como si se tratasen de otros actores. Algunos abucheaban cuando se les pedía, otros subieron hasta el escenario para «asesinar» a las presentadoras. Una gala de clausura en la que «se desmayó» Tecla Lumbreras, quien lucía un precioso traje coreano tradicional, y aparecieron pokémons gigantes, incluido un Pikachu con motosierra.

La aclamada película Border, del director de origen iraní Ali Abassi, se alzó con el Premio Universidad de Málaga al mejor largometraje, por parte del jurado oficial. Tanto el Premio del Público como el Premio Gato Rabioso (premio de prensa) fueron para The House that Jack Built. El Jurado Joven nombró a la obra francesa Belle á Croquer, del realizador Axel Courtière, mejor cortometraje de imagen real. En animación, la pieza vencedora fue Bacchus, una producción danesa dirigida por Rikke A. K. Planeta. Puedes consultar todos los premios honoríficos aquí.

Memorias de un asesino daba fin al 28º Fancine de Málaga. El filme coreano presenta una sinopsis curiosa (un antiguo asesino en serie con alzheimer debe proteger a su hija de su novio psicópata), pero acaba atrapándote durante sus dos horas de metraje. La tensión se mantiene entre los diferentes recuerdos, lo que es real y lo que no, aunque, a pesar de todos estos saltos en la memoria del protagonista, resulta predecible.

Coescrito con Manuel Collado

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