El primer spin-off de la saga cambia la acción de Michael Bay por una encantadora historia de los 80 sobre relaciones, amistades y apuntes socio-políticos
La joven actriz estadounidense Hailee Steinfeld (Valor de Ley, Dando la nota 2) no solamente protagoniza la nueva entrega de Transformers, sino que además interpreta la canción principal del film. Back to Life suena en los créditos de Bumblebee como una declaración de lo que ha tratado de hacer este spin-off: traer de vuelta a la vida algo (una saga de 5 reiterativas pero taquilleras películas) que ya estaba muerto («bringing you back to life«), dando un giro radical de 180º a través, principalmente, del amor («our love’s enough«).
Toque Spielberg
Esta sexta entrega retrocede hasta 1987 para contar la primera incursión en la Tierra del tierno y mudo autobot amarillo. Antes de ser el camaro de Shia LaBeouf, fue el VolksWagen de regalo para Charlie (Steinfeld). A pesar de la épica de la saga resonando de fondo, la película se centra en insuflar nueva vida a este universo de la misma manera que hacía de refilón Los Últimos Jedi: demostrando que hay vida más allá de lo que hasta ahora se ha considerado como canon. Con esta apuesta, saben que pueden perder (y perderán) a algunos adeptos, los más «fáciles» de ganar por cualquier película de acción.

Las relaciones son más emocionantes que la propia acción. Fuente: Paramount Pictures
A la par, muchos fans se sorprenderán a sí mismos encontrándose realmente interesados (atentos a esos magníficos apuntes breves sin saturar del contexto de la guerra fría) y empatizando por el devenir de la historia y sus personajes, captando también así nuevos fans. Para ello, Bumblebee apuesta por una combinación de encanto ochentero juvenil, amistades, epicidad y acción en la línea de lo visto en películas como E.T. El extraterrestre o Super 8 y series como Stranger Things. En todos estos ejemplos, uno de los grandes logros es subrayar la emotividad de las relaciones humanas con una amistad de una persona con un ser técnicamente no-amoroso. Esa hazaña se logra aquí con la humanización del robot amarillo y un subrayado de su expresividad externa e interna que solo se ve superada por el César de Andy Serkis.
Toque Michael Bay
Entonces, ¿se trata de una película de Transformers? Desde luego que sí. Los fuegos artificiales siguen estando presentes en la historia (el ejército, los satélites como armas a escala global, una guerra interplanetaria, escenas espaciales…). Sin embargo, estas claves también están traducidas a este nuevo entorno donde no se toman demasiado en serio, sin miras de trascender y emocionar cual plano de la bandera americana a cámara lenta sobre explosiones de fondo. El tono de la comedia y la ternura atraviesa las tramas y las escenas de acción (respectivamente) que Michael Bay tanto exhibía como un icono patriótico americano más.

La acción se afronta con ingenio y hasta comicidad. Fuente: Paramount Pictures
Por lo tanto, hay que advertir: no es una película de acción. El productor que se impone es Spielberg, no Bay, aunque sí que haya acción. Si bien no faltan los planos largos en movimiento de naves espaciales y chatarras destrozándose o las icónicas carreras de humanos en primer plano con peleas de robots por detrás (fantásticos momentos de acción medidos a escala humana), el eje de la película es su joven protagonista, sus dramas personales y cómo eso daña alguna de sus relaciones (madre, padrastro, hermano…) y hace tan necesarias y emotivas otras (Bumblebee como el nuevo E.T. redentor de esas relaciones rotas y distanciadas).
En consecuencia de esta decisión, Bumblebee abre el espectro de público que puede disfrutar de la película, aunque también exige que cualquiera que vaya a verla bajo la etiqueta/prejuicio de Transformers haga lo propio con su mente. Al principio puede costar entrar en ese tono. Eso sí, en cuanto Hailee Steinfeld vaya construyéndolo con esa soltura interpretativa y momentos tan agradecidos que le regala el guion, no queda más que dejarse llevar por esta amistad que todos deseamos tener para escapar de la rutina de lo normal y entrar en una dinámica tan imposible como purgadora, que nos acaba redimiendo y ayudando en esas relaciones personales tan vitales (nunca mejor visto que en esta trama). Así es Bumblebee, la nueva estrategia de Transformers tan popera y referencial como su canción principal, y tan risueña como sus dos protagonistas humano y robot.
