Andrés Suárez ofreció ayer un concierto en la terraza del Auditorio Mar de Vigo, el primero de la gira acústica de este verano.
Con la brisa del Atlántico, el sonido de las gaviotas y las Islas Cíes de fondo Andrés Suárez dio inicio a su gira acústica de este verano en la terraza del Auditorio Mar de Vigo. Las circunstancias impiden que los conciertos sean con la banda, pero esto permite a los asistentes escuchar las canciones tal y como nacieron. «Las canciones las hice así, guitarra y voz, así que hoy van a escuchar el disco como compuse las canciones, en acústico” decía Andrés Suárez.
La primera en sonar fue Nuestra canción, una de las cinco canciones extra que incluye la edición especial del álbum Andrés Suárez y que solo conocen aquellos que realizaron la preventa. Tras interpretar Propongo y No diré, se dirigió al público para manifestar la ilusión de poder volver a subirse a un escenario cuando hace meses parecía imposible y presentar su nuevo álbum Andrés Suárez. “Por supuesto que esto es extraño para todos, pero para mí esto está siendo un regalo de vida” confesaba Andrés Suárez. Quiso dedicar el concierto a su mejor amiga, neumóloga, que se encontraba entre el público.
Foto: Antía Lago
Su intensidad de cantautor se mezcló con la retranca que caracteriza a todo buen gallego. No faltaron los «neno» y «carallo» ni las referencias a Galicia más allá de sus canciones. “Vengo con mucha morriña. Pasa una gaviota y me emociono” decía Andrés Suárez mientras las gaviotas volaban sobre el escenario y cantaban a su manera.
El público se mostró muy participativo, sobre todo a partir del momento en el que Andrés Suárez recordó que “en la nueva realidad se puede cantar y se pueden pedir canciones”. Hay canciones que no puede dejar de cantar y entre las más solicitadas están Vuelve, Tengo 26, Benijo y Más de un 36. Ayer Vuelve tenía más sentido que nunca. Como de costumbre, el público se entregó y cantó a pleno pulmón, sobre todo en la parte que arranca con «una puesta de sol en Galicia», que como apuntó el artista «es el día».
Buscó la cercanía con los asistentes cantando Tal vez te acuerdes de mí subido a un altavoz. Voz y guitarra sin micrófono y respetando los tres metros de distancia con la primera fila. Aunque interpretó la mayoría de canciones con la guitarra, optó por el piano para Sigas sin saber lo que es amor.
Foto: Antía Lago
Sin duda, uno de los momentos más emotivos llegó con Todavía puedo oírte, una de las canciones más especiales del disco para el ferrolano. Con ella recuerda a su amigo, que murió de sobredosis con 15 años. Es una de las tantas vidas que arrebató la droga en Galicia, sobre todo en los años 80. “En el patio del recreo del Ferrol Vello no deberíamos estar hablando de fardos de cocaína” dijo antes de empezar con los primeros acordes.
Durante el confinamiento confesó que compuso siete canciones, algunas con o para otros artistas. De todas ellas compartió Pienso en ti, a la que califica como «alegre, pero mía, o sea es triste”. Son constantes referencias a esa etapa y la letra refleja lo vivido. Prefirió evitar lo típico de bajar del escenario y regresar a los pocos minutos. En su lugar continuó cantando. “Voy a cantar mi favorita. Esta historia sucede a 10 metros de la casa en la que Joan Manuel Serrat escribió Mediterráneo”, así presentaba Calella.
Benijo fue el broche de oro a la cita. “En la vida olvidaré el primer concierto después de cuatro meses en casa” afirmaba Andrés Suárez. Esta noche regresa a la terraza del Auditorio Mar de Vigo, pero no será tan especial como la primera vez, con las sensaciones de volver a tocar y en un entorno único.
