Ayer, el Senado del país latino votó en contra de despenalizar el aborto. Así, Argentina volverá a regirse por una ley que data de 1921.
El 14 de junio se iniciaba un sueño para muchas mujeres argentinas: su Congreso Nacional aprobaba, tras 23 horas de debate ininterrumpido y multitudinarias manifestaciones -tanto a favor como en contra-, un proyecto de interrupción voluntaria del embarazo antes de las 14 semanas de gestación. El resultado de dicha votación fue ajustadísimo: 129 votos a favor y 125 votos en contra.
La noticia alcanzó una relevancia mundial: tanto los partidarios como los detractores se organizaron a nivel mundial para hacer sentir su corriente de opinión. En España, las mujeres se han decantado mayoritariamente por una posición favorable a la ley: se han llevado a cabo manifestaciones y concentraciones por todo el territorio nacional, y las imágenes con el pañuelo verde han sido habituales entre las organizaciones feministas.
Durante el lapso de tiempo en que la ley fue pasada al senado, se conocieron dos casos espeluznantes: una mujer, de 34 años y madre de 5 hijos, ingresó a un hospital con hemorragia, fiebre e infecciones; por lo que tuvo que extirpársele el útero. Esta mujer, que se sometió a un aborto clandestino, continúa en estado de coma inducido. Peor suerte corrió Lilian Herrera, una joven de 22 años, que falleció tras entrar de urgencia a un hospital con una infección generalizada, tras haberse sometido también a un aborto clandestino.
El debate, que se celebró durante el día de ayer, fue largo y extenuante: se alargó durante más de 12h. Finalmente, en una cámara eminentemente masculina (42 hombres frente a 30 mujeres), el resultado de la votación da la espalda al proyecto de ley: 38 senadores se pusieron en contra, 31 votaron a favor y hubo 2 abstenciones.
Con este espaldarazo, el Senado de Argentina devuelve a las mujeres una ley de 1921: sólo permite el aborto en dos supuestos, riesgo de vida para la madre o violación.
