El 22 de marzo se cumple el primer año desde que la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid decretase el cierre a los Servicios de Urgencias en la Atención Primaria. Por ello, el sindicato mayoritario de los médicos, AMYTS, convocó una huelga indefinida que comenzó el pasado 10 de marzo. Casi 5.000 facultativos de los centros de salud de toda la región están llamados a secundar la huelga.
Más de 300 días en los que las urgencias leves, que antes se resolvían la mayoría en los centros de salud, solo son atendidas en las urgencias hospitalarias. En medio de la mayor pandemia registrada en un siglo esto supone una carga extra para las éstas. Una carga extra para los hospitales que ya de por sí se encuentran tensionados por la Covid.
Otra de las consecuencias de este cierre se encuentra en los pueblos más pequeños. Muchas poblaciones de la Comunidad de Madrid se han quedado sin un servicio de urgencias en su localidad. Por ello, desde los sindicatos de médicos exigen la reapertura inmediata de estos centros. Estas fuentes calculan que las Urgencias de la Atención Primaria atendían a 2.000 pacientes diarios.
Desde el Summa 112 se argumenta que los SUAP cerraron ante la imposibilidad de crear circuitos que diferenciaran entre pacientes Covid y no Covid. «Son espacios en los que no puedes garantizar ni la seguridad de los pacientes ni la de los propios profesionales, por lo que se cerraron para que no se convirtieran en un vector de contagio». No obstante, las mismas fuentes precisan que no es que estos centros estén cerrados: «Los SUAP no se han cerrado, sino que se han mantenido inoperativos». Por ello, «si precisa asistencia sanitaria de urgencia debe llamar al 112», para lo que se ha reforzado la atención domiciliaria.
Sin embargo, ayuntamientos y sindicatos sanitarios critican que el cierre de los SUAP supone dejar sin atención sanitaria a miles de vecinos. Si sufren una emergencia en las horas en la que la atención primaria está cerrada deben acudir a su hospital de referencia. Estos, en muchas ocasiones, se encuentran en otros municipios. «Antes de la pandemia en los SUAP se solucionaban muchas urgencias y no llegaban al hospital; ahora, sin embargo, los hospitales se saturan antes porque las urgencias de atención primaria están cerradas», denuncian desde UGT a Madridiario.
El cierre de estas urgencias afecta aún más a aquellos pueblos de la Sierra madrileña que cuentan con un Servicio de Atención Rural (SAR). Allí solo acude un médico algunas veces a la semana, por lo que en caso de tener una urgencia fuera del horario del funcionamiento del SAR, estos vecinos antes podían acudir al SUAP de su centro de salud de referencia. Ahora, se deben desplazar al hospital más próximo, alguno de ellos a más de 50 kilómetros de distancia. «El hospital más cercano a los pueblos de la zona norte es el Infanta Sofia, cuando antes contaban con unas urgencias cercanas en el centro de salud», denuncian desde CCOO Madrid. El sindicato considera que «a veces no es necesario ir a un sitio que pueda ser un vector de contagio» como es el caso de un hospital.
Huelga indefinida
Casi 5.000 facultativos de medicina de familia y pediatría de los centros de salud de toda la región están llamados a secundar la huelga indefinida. El parón, que comenzó el miércoles 10 de marzo, está promovida por el sindicato mayoritario entre el colectivo médico de Madrid, AMYTS. El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso no haya cumplido, argumentan, con ninguna de las medidas a las que se comprometió en septiembre cuando el colectivo médico convocó una huelga similar.
El Gobierno regional no ha contratado ni a uno de los más de 300 sanitarios a los que se comprometió. Tampoco ha cumplido sus promesas de reestructuración para aligerar la burocracia ni ha equiparado sus salarios a los del resto de profesionales hospitalarios. Ésta última promesa parece haber quedado en el cajón para siempre. «La Comunidad de Madrid nos ha abandonado y también a los ciudadanos porque sin una Atención Primaria fuerte son los principales damnificados», lamenta María Justicia, vicepresidenta de Atención Primaria de AMYTS.
«No se han cumplido ninguno de los compromisos», asegura Justicia. «Y en estos más de cinco meses la progresión de la atención primaria ha ido a peor». Entre otras cuestiones, los sanitarios reclaman mejores condiciones laborales, que pasan por aumentar los tiempos de consulta de los pacientes. «Ahora estamos teniendo dos o tres minutos por persona. Queremos seguridad en la atención a nuestros pacientes, el ritmo que estamos llevando es inasumible».
Según explica María Justicia, las agendas de Atención Primaria deberían llenarse con un máximo 30 pacientes al día. Sin embargo, ahora los médicos están atendiendo a 60 personas, el doble de lo recomendado, y hasta a 80 en algunas ocasiones. «Esta situación que ni siquiera es nueva, pero que ha empeorado con la pandemia, que nos ha desbordado», explica.
El futuro de los SUAP
Los SUAP continuarán cerrados a corto y medio plazo, puesto que sigue siendo «imposible» garantizar la seguridad en los centros. Un cierre que podría prolongarse hasta que gran parte de la población esté inmunizada. Desde el Summa consideran que ese horizonte «no parece cercano, sería un factor claro de inseguridad para el paciente y los profesionales».
Desde la Comunidad de Madrid se ha puesto en marcha un grupo de trabajo «para ver el futuro» de los centros de urgencias. La plantilla de los profesionales es actualmente de 588 cuando antes de la pandemia, según datos de UGT, había más de 600 sanitarios.
A esta reducción, apuntan los sindicatos, habría que añadir el personal médico que se encuentra de baja. «No tenemos los 220 médicos necesarios ya que hay bajas, personal sensible y vacantes que no se pueden cubrir al no haber médicos que los sustituyan», denuncian desde CCOO Madrid. El Summa confirma que, aunque cada vez son menos las incidencias entre el personal, en el último mes había más de 100 profesionales de este servicio de baja.
