Vivimos en una sociedad en la que con el paso de los años el juego ha quedado a un lado para pasar hacer otras actividades más estructuras como por ejemplo son los deberes o actividades preparadas y controladas. Los niños han dejado de tener el ocio que tenían a lo mejor sus padres, ese juego libre para poder ser un niño y desarrollarse de una forma sana y feliz. El juego era diferente hace tan solo unos años, no tiene nada que ver con hoy en día.
El jugar es un derecho de los niños y una necesidad para estos. Estos pequeños de la casa experimentan, sienten curiosidades y descubrimientos, se expresan y aprenden gracias a los juegos. El juego es una herramienta de aprendizaje innata en la que se produce un proceso interactivo y de comunicación con el entorno natural y con otras personas. La relación existente entre el juego y los niños les permitirá entender y comprender que pasa en el mundo en el que vivimos. Para los niños, el juego debe ser vida. Y los juegos por ejemplo pueden encontrarse en juguetería en Don Benito.
Los niños pueden aprender en su medida, canalizándose todo, a través del juego. Desde las primeras burbujas que hace un bebe con su boca hasta el dormir, caminar o hacerse el solo la cama. Estos pequeños de la casa aprenden con los juegos a respetar el turno, desarrollan la creatividad y la imaginación, reflexionan sobre diferentes temas e intentan gestionar sus emociones. Jugar es importante para estos niños, no solo les proporciona confianza en uno mismo sino que también está la acción de place y satisfacción en quien la lleva a cabo.
Jugar, permite desarrollar aspectos psíquicos, físicos y sociales mientras experimentan sus emociones y expresa sus sentimientos. Jugar nos hace ganar seguridad y crear una imagen positiva de nosotros mismos, incluso hasta dónde podemos llegar.
Jugar, divertirse y disfrutar de las actividades lúdicas y recreativas es un derecho fundamental de las niñas y los niños que es reconocido por la Declaración de los Derechos del Niño en el año 1959 tal que “el niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, orientados hacia los fines perseguidos por la educación”.
El juego dispone de un gran número de beneficios para el aprendizaje. El juego es garantía de salud física y emocional para los más pequeños de ahí su importancia en el desarrollo, detalle positivo y recomendable para que la infancia sea feliz y plena.
En las aulas, los niños también juegan y desarrollan su creatividad, aprenden a relacionarse con los demás, conocen el entorno e interactúan con el, exploran la realidad y la imaginan, aprenden a respetar normas, dan rienda suelta a su curiosidad, ganan autoconfianza, mejoran su manejo del lenguaje y aprenden tanto a organizar como a tomar decisiones.
Pero el juego también sirve como instrumento para transmitir la cultura y las tradiciones así como para estrechar esos vínculos intrafamiliares. Sirve también para fomentar positivamente el juego en familia como las relaciones intergeneracionales y también para la afectividad. El juego es, desarrollo. Es, vida.