Un 6 de diciembre de hace 43 años los españoles aprobaron en referéndum el texto de la que hoy en día es nuestra Constitución. La Carta Magna ponía fin a cuatro décadas de dictadura y abría las puertas de la democracia en España.
Su redacción fue todo un ejemplo de consenso que los políticos actuales deberían imitar un poco más. Tanto la izquierda como la derecha tenían un mismo objetivo en mente: instaurar una democracia y modernizar España. Fueron meses de diálogo que se tradujeron en la conquista de derechos fundamentales y el progreso de toda la sociedad española.
Cuando criticamos el contenido de la misma no podemos olvidar que su texto se escribió en 1978 en un momento en que los españoles escogían entre democracia o dictadura. Cuando miramos con los ojos de ahora vemos cosas que nos resultan impensables, pero tras tantos años de dictadura, la mínima conquista de derechos resultaba una gran victoria.
Y sí, hay partes cuya redacción es necesaria actualizar como el artículo 49 en el que se habla de proteger y garantizar los derechos de «los disminuidos» en alusión a las personas con discapacidad. Pero eso no significa que debamos olvidar los derechos que la Constitución les reconoció.
Es precisamente por todos los derechos que otorgó a los españoles por lo que es fundamental que la sigamos protegiendo y defendiendo. La Constitución garantiza el derecho a la educación de todos los ciudadanos, a una vivienda digna, a la igualdad ante la ley.
El espíritu de la transición
Además de los derechos que nos otorga, la Constitución nos dio otra cosa muy importante y que a día de hoy es fundamental que recuperemos: el denominado «espíritu de la transición».
En el contexto actual de crispación política en la que el Congreso parece más una batalla de gallos que una cámara de representación de los ciudadanos, es más necesario que nunca recuperar aquel diálogo y consenso cuyo único objetivo era garantizar el Estado de Derecho y el progreso de los españoles.
Necesitamos que vuelva la voluntad por llegar a acuerdos que tenían los padres de la Constitución. Siete políticos que, con ideologías totalmente opuestas, fueron capaces de redactar un texto que 43 años más tarde sigue rigiendo el funcionamiento del Estado español.