Tras la finalización de los trabajos de rehabilitación de la Quinta de Torre de Arias ahora arranca el proceso para decidir su futuro uso.
La rehabilitación de la Quinta de Torre Arias culminará esta primavera. Las obras están avanzando según lo previsto, por lo que la reapertura de este recinto está cerca, tras más de dos años clausurado.
Además, en diciembre se constituyó la «Mesa Técnica para el futuro uso de la Quinta de Torre Arias«, un espacio para proponer las medidas para la conservación de este enclave. También se analizarán las dotaciones o actividades que en él se emplazarán.
Paco Laguna, presidente de la asociación, explica que hubo tres proyectos que defendieron en la reunión, todos ellos orientados a «recuperar la herencia cultural» del lugar. Además, los proyectos estaban relacionados con «la nueva economía de transición ecológica».
En la Mesa se recalcó la importancia de que tanto los edificios como el espacio físico «se consideren un conjunto integrado«. Así, las actividades que se desarrollen en ambas partes deben tener coherencia y complementariedad. Con ello pretenden evitar la cesión de las edificaciones a entidades privadas cuyo negocio se aleje de la concepción original de la Quinta.
Laguna justifica este temor en las «sucesivas reuniones» mantenidas entre la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno y la Junta Municipal de San Blas-Canillejas. Estos encuentros, dice, «nunca se tuvieron con la anterior Corporación».
Además, estas sospechas también vienen dadas por la anterior lucha que mantuvieron durante el mandato de Ana Botella para evitar el traspaso de uso de los edificios a la Universidad de Navarra, que contemplaba la demolición de elementos históricos. En la actualidad, se sospecha que esta operación pueda reactivarse a través de la Fundación.
Según el Ayuntamiento, la Mesa aún no ha abordado si se recurre a la colaboración público-privada en la gestión de las construcciones. «No hay nada decidido», sostienen.
Sin embargo, los trámites que sí han comenzado son los relativos a la solicitud para que esta finca se reconozca como Bien de Interés Cultural (BIC).
Martín Casariego, el concejal-presidente de San Blas-Canillejas, lo anunció el pasado 21 de enero. Tal como confirman fuentes municipales, en la primera sesión de la Mesa Técnica se dio el impulso definitivo para proseguir con la petición formal.
