La diabetes es una enfermedad crónica que se da cuando se supera un cierto nivel de glucosa en sangre (coloquialmente azúcar en sangre). Dicha glucosa es la principal fuente de energía para los humanos, y ésta proviene de los alimentos. El problema deriva cuando el páncreas no es capaz de sintetizar la cantidad de insulina que el cuerpo necesita o no puede llegar a usarla con eficacia. Es importante, tener una buena alimentación. Es importante comprar comprar en tienda de Piensos Popas para dar a nuestro animal el mejor alimento.
Al igual que los humanos, los perros pueden tener dos tipos de diabetes, la tipo 1, en la cual existe falta de insulina debido a que el páncreas es el encargado de su producción, y está dañado. Y la diabetes tipo 2 donde existe una suficiente cantidad de insulina, pero su funcionamiento es insuficiente. Si quieres conocer más acerca de esta enfermedad, visita Diabetes AIB donde encontrarás información de calidad.
La mayoría de perros a los que se les presenta diabetes la suelen sufrir en torno a los 7 o 9 años, siendo más frecuente en hembras que en machos. Además de esto, y como en los humanos, la cuestión genética es muy determinante en el hecho de desarrollar la enfermedad. Hay más razas propensas a desarrollar diabetes tipo 1 que la tipo 2, como pueden ser los caniches, golden retriever o beagle.
Suelen darse una serie de síntomas clave que pueden ser indicio de que nuestra mascota puede padecer diabetes, como por ejemplo: orinar más frecuentemente, un cansancio extremo, aumenta el apetito, pierden más peso aunque coman una mayor cantidad de comida, beben muchísima más agua y en algunos casos hay un cierto riesgo de desarrollar cataratas.
LA INSULINA: EL TRATAMIENTO MÁS IMPORTANTE
Para tratar la diabetes en perros hay tres pilares fundamentales: la dieta, el ejercicio y algo muy relevante, la insulina. Respecto a la dieta será importante regular el nivel de glucosa en sangre, por lo que nuestra mascota no podrá tomar muchos alimentos al ser perjudiciales. También hay que ser muy estricto con los horarios de comida. El ejercicio ha de ser moderado, para mantener al perro en el peso idóneo evitando un cansancio innecesario y así evitar la obesidad. La insulina normalmente se administra cada doce horas en dos tomas coincidentes con las comidas. Será de igual importancia el esfuerzo económico, ya que esta situación conllevará un gasto extra respecto a las visitas al veterinario, piensos más específicos, etc.
Con un tratamiento correcto de insulina, un perro diabético puede llegar a vivir tanto como un perro sano. Si se diera el caso de no administrar insulina a la mascota, se podría llegar a causar una concentración de glucosa muy perjudicial para el torrente sanguíneo del animal. Esta insulina se aplica en cuatro sencillos pasos; uno: eliminando cualquier burbuja de aire golpeando la jeringuilla con el dedo; dos: estirando del émbolo hasta tener la dosis correcta de insulina; tres: estirar suavemente hacia arriba la piel del perro y formar un pequeño hueco con el índice; y cuatro: colocar la aguja en el hueco y presionar levemente para atravesar la piel.
No es recomendable administrar la insulina después de una comida si se carece de razón médica u otro motivo en especial, ya que esto podía derivar en hiperglucemias post comida. Implicaría un empeoramiento del control metabólico del animal y un aumento del riesgo de presentar complicaciones del problema diabético a largo plazo.