Agilidad y tranquilidad. Ambas quedan garantizadas con la intervención del gestor de trámites que Clece ha implementado en el Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) del Ayuntamiento de Madrid.
La compañía gestiona esta prestación en ocho distritos de la capital y ha creado esta figura profesional innovadora en exclusiva para estos. Facilita cuestiones burocráticas a las personas mayores como la petición de ayudas sociales o la revisión del grado de dependencia.
Clece detectó esta necesidad hace un tiempo e implementó el nuevo recurso hace apenas un año. En este tiempo, la gestora de trámites ha atendido alrededor de 200 casos y la demanda «va creciendo a medida que los trabajadores sociales del Consistorio la van conociendo», apunta Iratxe Lindosa, supervisora en el SAD. Es el propio personal de Servicios Sociales quien solicita su colaboración en mayor grado. Para cubrir las limitaciones de los mayores como el desplazarse o recopilar documentación, una derivación que ahorra tiempo a estos profesionales.
«En nuestras visitas de seguimiento vimos que algunos usuarios, por su alta dependencia o por no poder recibir el apoyo familiar, retrasaban la tramitación de ayudas que necesitaban«, cuenta Lindosa. Por eso, han apostado por dar facilidades a personas en riesgo social alto o de riesgo moderado, pero cuya familia no puede ayudarles por motivos laborales o por lejanía. Así, este recurso suele dirigirse a personas de avanzada edad, con discapacidad o con dificultades de movilidad que no pueden salir de casa.
Clece apoya la tramitación de recursos sociales
En concreto, Clece ofrece apoyo en la tramitación de recursos sociales como la comida a domicilio, la teleasistencia o la valoración de la dependencia, personándose en el domicilio del usuario, cumplimentando con él las solicitudes, recopilando los documentos pertinentes y coordinándose con los agentes involucrados, como los médicos, para conseguir informes. Finalmente, el gestor de trámites presenta los papeles en el organismo correspondiente.
La supervisora indica que también colaboran en las gestiones requeridas tras la defunción de un cónyuge cuando el otro no cuenta con una red familiar que lo acompañe y realice las diligencias. Asimismo, asisten a los mayores en los procedimientos para pedir bonos sociales y a las propias auxiliares del SAD que estén atravesando una situación de vulnerabilidad mediante asesoramiento.
Lidia Casero, la gestora de trámites, añade otra de las funciones que realiza: el acompañamiento hospitalario. «Las auxiliares del SAD también pueden hacerlo, pero si voy yo los usuarios no tienen que restarse esas horas del servicio que tienen contratado«, comenta. De esta forma, no disponen de un solo apoyo, sino de dos complementarios.
Evitan desplazamientos y alivian a las familias
Además, Lidia Casero recuerda otro aspecto importante: muchas solicitudes y formularios solo pueden pedirse por Internet. «No es solo que no sepan hacerlo, sino que la mayoría no tienen ordenador, algunos ni teléfono móvil«, declara. Ante estas circunstancias, los mayores suelen recurrir a familiares y vecinos. «Dependen de la buena voluntad de la gente«, señala la gestora de trámites. Ahora, de esta tarea se ocupa ella, generando así un alivio para las familias, a las que a veces les resulta imposible liberarse un día en el trabajo para estas cuestiones.
Esto le ocurre a Natividad Ferrer, de 81 años y residente en el distrito de Usera. Es usuaria del SAD desde hace unos ocho años, cuando la convalecencia por una caída le hizo recurrir a esta prestación para mantener su casa en orden. «Me rompí el hombro y luego me dieron dos ictus y desde entonces me ayudan con la limpieza porque he perdido estabilidad y mis hijos no quieren que me pongan a limpiar cristales o quitar cortinas«, relata. Se muestra «encantada» con el servicio y con las auxiliares que han pasado por su domicilio, con las que mantiene un trato familiar. «Quiero que se sientan en confianza», manifiesta.
Ahora ha sido también asistida por Lidia, la gestora de trámites, en la revisión de su grado de dependencia. «Ha ido todo muy bien porque vino a casa y me hizo una entrevista para ver cómo estaba y me ayudó con el papeleo«, cuenta. Sus hijos no viven en la capital y por motivos laborales les resultaba complicado echarle una mano. Ella no se animaba a desplazarse sola hasta el centro en el que debía recoger la documentación. «Tenía que ir hasta Chamartín y hacer trasbordo en el Metro y yo no me veía con seguridad para ir hasta allí«, sostiene. «Si no hubiera sido por esta gestora de Clece hubiera tirado la toalla«, asegura.