La delegada de Obras y Equipamientos del Ayuntamiento de Madrid Paloma García Romero ha confirmado que no soterrarán Gran Vía. El informe hecho público formaba parte del acuerdo de Partido Popular y Vox para la investidura de Martínez Almeida como regidor de la ciudad.
Entre los motivos principales, el equipo de gobierno arguye el «elevadísimo coste» que el soterramiento supondría, de 300 millones de euros. Desde el consistorio también señalan el «escaso beneficio a la movilidad» que la realización de este proyecto supondría. Ello supondría además generación de “un punto negro”, ya que se podría producir un efecto de atracción de tráfico hasta la zona.
La decisión se ha tomado tras conocerse el informe encargado a la consultora de ingeniería Vectio. Vox planteaba el estudio de la viabilidad técnica del soterramiento de Gran Vía como vía de circulación alternativa y aparcamiento subterráneo.
García Romero ha indicado que el informe señala que no habría grandes problemas en la salida de la Cuesta de San Vicente y Princesa, pero sí se registrarían «graves problemas de circulación» en Alcalá y Cibeles, con «un elevado grado de congestión». «No es razonable crear un nuevo punto negro de tráfico al querer mejorar la movilidad», ha apostillado la delegada.
El informe apunta que sí sería posible la construcción de una obra de «gran complejidad técnica». Sin embargo, esto supondría «una afección a la movilidad peatonal en superficie inaceptable». Por ello, García Romero no considera recomendable la construcción «pero eso no implica que no se pueda estudiar alternativas de movilidad más sencillas y económicas».
La conclusión del informe es clara: «el equipo redactor de este estudio no recomienda la construcción del túnel bajo Gran Vía». Esto es debido a que ya el “binomio coste-beneficio de esta infraestructura la hace completamente inviable».
Reacciones
El concejal de Vox Pedro Fernández ha argumentado que si las mismas «objeciones técnicas» se hubieran aplicado al soterramiento de la M-30 esta obra, «de la que nadie pone en duda» su beneficio, «no se hubiera realizado» porque también «provocó inconvenientes».
Otro diputado autonómico de Vox, Íñigo Henríquez de Luna, otrora edil en el consistorio madrileño por el Partido Popular, llevó al Pleno del distrito Centro una propuesta similar. En ella se recogía la creación de «un túnel subterráneo de Cibeles a Plaza de España, con salida en Bailén, Princesa y Cuesta de San Vicente» cuando Manuela Carmena ostentaba la alcaldía. En ese momento, antes incluso de que existiera Madrid Central, la opción presentada por el grupo municipal que encabezaba Esperanza Aguirre ya fue desestimada por Ahora Madrid y PSOE, aunque recabó el apoyo de Ciudadanos.
