La Cabalgata de Reyes de Vigo repitió formato estático y solo estuvo abierta por la tarde debido a la lluvia, que no cesó hasta el mediodía.
Melchor, Gaspar y Baltasar estuvieron toda la tarde saludando a los más pequeños de Vigo. Debido a la situación epidemiológica de la ciudad se apostó por repetir la fórmula del año pasado y realizar una Cabalgata estática en Avenida de Castelao. Aún así, la cita con los Reyes Magos se tuvo que posponer hasta las 14:30 horas, pues la lluvia fue la protagonista durante toda la mañana de ayer.
Bajo la temática «Os mundos de Verne e as viaxes máxicas» los asistentes disfrutaron de las carrozas y animaciones. Para ello se habilitaron tres carriles, dos para los que consiguieron una entrada -los pases se agotaron rápidamente- y otro de entrada libre. Todos ellos estaban más próximos que el año pasado a la Cabalgata.
Aunque estaba previsto ampliar el horario de apertura hasta las 21:30 horas si la meteorología lo permitía, el chaparrón de las 19:20 horas y la baja afluencia de público a partir de esa hora provocó que se empezase a recoger sobre las 20:00 horas, la hora de cierre inicialmente establecida.
Se respetaron las normas de seguridad sanitaria y tanto asistentes como participantes usaron la mascarilla en todo momento. Además, los niños y niñas se hicieron fotos con los Reyes Magos y las personas que dinamizaban la Cabalgata entre una carroza y otra: submarinistas, remeros, Julio Verne…
Aunque la pandemia sigue muy presente, Vigo volvió a celebrar una Cabalgata de Reyes con seguridad sanitaria y cumpliendo el deseo de los más pequeños de poder contemplar y saludar a Melchor, Gaspar y Baltasar antes de la noche mágica. La ilusión dibujada en la cara de los niños y niñas -también de los adultos- se percibía a pesar de las mascarillas.
Siguiendo con la tradición, en la Cabalgata no faltaron los caramelos. Al igual que el año pasado se optó por un reparto que resulta más equitativo, lejos de las peleas por conseguir los dulces que se lanzaban desde las carrozas. Así, los asistentes se fueron con las manos y capuchas cargadas de caramelos.
Al finalizar el recorrido se entregaban bolsas con caramelos y con palas se llenaban las manos o capuchas de más caramelos. El cambio de planes horarios provocó que cada asistente se llevara más dulces que el año pasado, pues a las 20:00 horas todavía quedaban centenares de caramelos por repartir.