¿Quién fue Billy el Niño?
Este jueves nos levantamos con la noticia de la muerte de «Billy el Niño» o Antonio González Pacheco a consecuencia del coronavirus a los 73 años. Se trata de uno de los principales símbolos de tortura por parte de la Policía franquista o en su defecto, la DGS.
Quién dijo que «bicho malo nunca muere», su argumento ha sido destrozado con la llegada del COVID-19. El virus ha afectado a todo individuo independientemente de su clase y condición.
Sin embargo, ¿A qué venía tanta violencia sobre determinados presos políticos? El afán del Régimen le permitió mantener una lucha encarnizada con la amenaza del marxismo durante la Guerra Fría. De este modo, cualquier manifestación en contra del Régimen suponía una amenaza de Estado para los mismos, otorgando plenos poderes al cuerpo policial a realizar lo que viera conveniente con total impunidad. Dichas circunstancias las aprovechó Billy el Niño para hacer oda a su amor por la tortura. La disfrazaba de vocación de servicio al ciudadano.
Los calabozos de la Dirección General de Seguridad (DGS) en la Puerta del Sol se hicieron virales para una juventud ansiosa de libertad democrática. Las más destacadas fueron las siguientes:
- El «repasito»: los interrogatorios estaban acompañados de propinar severas agresiones físicas con porras de goma, pero sin dejar cicatrices.
- Saco de golpes: Billy hacía honor a sus conocimientos sobre Artes marciales. Agredía a los presos con patadas y puñetazos radicadas de dichas técnicas.
- Apagar cigarrillos en la cara o en la cabeza de la persona interrogada.
- La «bañera»: introducir la cabeza del sujeto detenido en aguas extremadamente sucias hasta llegar al ahogamiento del detenido.
- Colgamiento en una barra: la víctima detenida era esposada por la muñeca delante de los tobillos, quedando suspendida por la articulación de las rodillas. La postura deja a exposición los glúteos, genitales y plantes de los pies para ser golpeados. El dolor es muy intenso. Provocaba abundantes hemorragias y presencia de sangre y coágulos en la orina durante meses.
Billy el Niño llevaba cobrando durante cuatro décadas un plus del 15%, desde 1977, sobre su pensión vitalicia gracias a la Medalla de Plata al Mérito Policial que le otorgó el que por aquel entonces era ministro de la Gobernación, Rodolfo Martín Villa.
Uno de los relatos más escalofriantes lo dio Luis Miguel Urbán, ex funcionario del Ministerio de Empleo, allá por 2008, en Interviú contando cuál fue su experiencia bajo la presencia de un torturador. Billy estuvo acompañado por otro policía que ejercía su mismo «modus operanti». Fue detenido en una de las enésimas manifestaciones universitarias en Atocha. Era militante del PCE, por lo que era objeto de saña. Como mecanismo de defensa, intentó contar los golpes que le propinaban para esconder en su mente los efectos del dolor.
“Conté 257 golpes y puñetazos que me dieron los sociales en la DGS en mayo de 1972. El primer día, más de cien. Billy el Niño se concentró en la zona del riñón izquierdo. También me cogía por el pelo y me golpeaba contra la pared; más que hacerme mucho daño, se trataba de atontarme para que diera alguna respuesta que les permitiera tirar del hilo. Me tocó otro policía, apodado El Gitano, que era una bestia”, aseguró.
Posteriormente, murió Francisco Franco y llegó la incertidumbre. Unas voces exigían la vuelta del jarabe de palo, otros una vuelta a la tortilla, pero la clase política optó por la Ley de Amnistía, evitando que hubiera vencedores y vencidos.
Sin embargo, con el paso de los años y sobre todo, después de que el primer Eecutivo liderado por José Luis Rodríguez Zapatero promulgara la ley de Memoria Histórica como instrumento en la búsqueda de las fosas comunes. Esta circunstancia dio alas a que el Comité de los Derechos Humanos exigiera que el Ejecutivo condenara las vejaciones de Billy.
Cabe destacar que Felisa Echegoyen, Chato Galante y Ángela Gutiérrez denunciaron los malos tratos. Nada más lejos de la realidad, la Justicia se mantuvo inflexible, amparándose en la Ley de Amnistía.
A continuación, las tres víctimas acuden al Comité para denunciar que España ha incumplido el artículo 14 del Pacto Internacional de Pactos Civiles y Políticos, que España ratificó el 13 de abril de 1977, garantizando el acceso a la Justicia de todos los ciudadanos en condiciones de igualdad y el derecho a un juicio justo por un tribunal imparcial.
Sin embargo, para disgusto de los demócratas, ha muerto uno de los personajes más perseguidos por sus atrocidades. Se ha ido a la tumba con condecoraciones.
Su presencia llena de honores estaba inmersa de asco por parte de un alto porcentaje de la población. La Sexta le perseguía para sacar sus vergüenzas y cuando el PSOE llegó al Gobierno tras la moción de censura, comenzaron a intentar recuperar su reforma de la Ley de Memoria Histórica, que habían presentando meses antes sin éxito.
No solamente se procedió de inmediato a la exhumación de Franco. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se mostró reacio a otorgarle a Billy honores. Señaló que las medidas «son una manifestación de una conducta ejemplar, excepcional hacia la ciudadanía, hacia la sociedad».
Finalmente, no se ha podido culminar la operación con éxito porque el Gobierno no ha tenido apoyos ni tiempo para hacerlo.
