Estas dos ciudades han vivido protestas por las restricciones contra las restricciones impuestas por la indicencia de la COVID-19 en la población, derivando en disturbios.
En el caso de la ciudad catalana, los disturbios se produjeron al acabar una marcha en contra de las restricciones impuestas por la Generalitat. Esta protesta reunió al rededor de la plaza de Sant Jaume a «grupos de extrema derecha muy violentos y organizados» , según el director de los Mossos, Pere Ferrer. Vallas y pirotecnia fueron lanzadas hacia la Policía, que acabaron por disolver la protesta con 12 detenidos.
Sin embargo, tanto fuentes policiales como asistentes de la manifestación aseguran haber visto a personas pertenecientes al ocio nocturno, ya que este sector se ha visto directamente afectado por las restricciones.
Varios enfrentamientos también han tenido lugar en el barrio de Gamonal de Burgos por las medidas de confinamiento y de toque de queda. Los protestantes cargaron contra la Policía lanzando piedras y botellas y quemando varios contenedores. Estas protestas han sido condenadas por las autoridades políticas, tanto de Castilla y León como de la ciudad de Burgos, y han hecho hincapié en que este tipo de altercados solo contribuye a la expansión del virus.
El alcalde de Burgos, Daniel de la Rosa, apunta a «negacionistas irresponsables» de la extrema derecha como autora de estos altercados. Además, este mismo día Vox había convocado un encuentro no permitido para criticar el estado de alarma al que se cree que se unieron personas pertenecientes a la izquierda radical para crear disturbios.
Los protestantes consiguieron destrozar 26 contenedores, 5 vehículos y varios escaparates acabando con solo dos personas detenidas.