Tras la presentación de los Presupuestos por parte del Gobierno y refrendados por Unidos Podemos, comienza el tramo más duro: su negociación
Los Presupuestos Generales del Estado son una de las leyes más importantes de cualquier país. Tras el triunfo de la moción de censura y la aprobación del techo de gasto, estos Presupuestos se convertían en una prueba de fuego. Ponía a prueba la estabilidad política de los partidos que revirtieron el signo político del Gobierno. También, la capacidad política del Ejecutivo y del Grupo Parlamentario Socialista.
Unidos Podemos, principal apoyo parlamentario del gobierno, encendía la mecha el 8 de octubre. Su secretario de Organización, Pablo Echenique, ofrecía una rueda de prensa, en el que lanzaba una advertencia clara a Sánchez. «En este momento estamos en el no», afirmaba Echenique.
Fuentes del partido morado, visiblemente enfadadas, mostraban a los medios que el gobierno hacía caso omiso a sus peticiones. El borrador de los presupuestos que les había llegado no recogía lo que ya habían apalabrado, y los socialistas no les aceptaban nada.
Comenzaba una negociación express, puesto que el día 15 debían enviar las líneas maestras a Bruselas. Unas negociaciones que se estaban llevando a cabo en tres niveles: nivel técnico (entre Echenique y Montero), nivel parlamentario (Lastra y Belarra) y máximo nivel (Iglesias y Sánchez).
Estas negociaciones, que iban avanzando, se mantenían en un hermetismo total. El día 10 comenzaban a filtrarse noticias de un inminente acuerdo, que se cerraría en las próximas horas.
Y así fue: la madrugada del 11 finalizaban las negociaciones, y esa misma mañana, se oficializaba el acuerdo con un sencillo acto en Moncloa, con Sánchez e Iglesias como protagonistas.
El acuerdo consta de 50 hojas y numerosas medidas sociales. Se asemeja más a un pacto de gobierno que a un acuerdo presupuestario. Comenzaba entonces la búsqueda de acuerdos para asegurar la aprobación de los Presupuestos.
Los Presupuestos necesitan más apoyos que Unidos Podemos: ERC, PDCat y PNV son necesarios para que las cuentas salgan adelante
PDCat, en boca de Quim Torra, amenazaba al Ejecutivo. O facilitaba un referéndum de autodeterminación en Catalunya, o dejaría caer al Presidente. Pero el President quedaba desacreditado poco después, al conocerse las reuniones bilaterales entre Gobierno y Generalitat en este sentido.
ERC también camina en esa línea. Rufián y Tardà afirman que, si no se avanza en el camino de la autodeterminación y no facilita la situación de los políticos encarcelados, no negociarán nada.
Pero el panorama catalán se antoja más complejo. La ruptura en el independentismo y el acercamiento de ambos partidos al PSC nos aboca a un escenario más complejo. El Gobierno ya ha confirmado que «Hablarán de presupuestos». Dejarán la situación política de Catalunya fuera de la negociación.
PNV está ya estudiando los presupuestos. La formación vasca es proclive al apoyo a las cuentas, pero plantearán sus exigencias. Fuentes del partido comenzarán la negociación para estabilizar al ejecutivo. Pero este acuerdo no será un cheque en blanco: Exigirán que se incluyan los acuerdos favorables a Euskadi, firmados con Rajoy, y que revalidó Sánchez.
Las líneas maestras de los presupuestos se entregarán en las próximas horas a Bruselas. Moncloa confía en el retraso de la sentencia del procèss y en el temor de todos los partidos a unas elecciones.
