Sandro Ramírez aterriza en Donosti, tras un tiempo de negociación con su club de pertenencia, el Everton. Tiempo de negociación que ha derivado en una cesión sin opción de compra.
Timados a medias. Una vez más se la han colado a la Real, pero bueno, algo es algo, ¿no? Al menos Anoeta disfrutará de un cañón en punta de lanza a lo largo de la vigente campaña. Sin Agirretxe, en la plaza de tercer ariete quedaba una vacante no demasiado difícil de suplir tras sus lesiones. Sandro mejora lo que había -como se suele decir en estos casos-.
La potencia hecha jugador ha llegado a Anoeta en pos de perforar (no me seáis mal pensados) todas y cada una de las porterías rivales. La pasada campaña cierto es que, no estuvo de dulce; pero como vuelva el Sandro del Málaga, ya pueden temblar los Asenjo, Pau López, Ter Stegen y compañía…
Aquel jugador era pura potencia, era rabia, era garra…[inserte rasgo con fuerza]. Sandro Ramírez en su máxima expresión es eso: fuerza en clave espíritu, no tan solo la virtud física.
No obstante, sobre el papel, Sandro se va a encontrar con una bestia llamada Willian José y con el hombrecillo gol, Juanmi Jiménez. Tampoco puedo olvidarme de Jon Bautista, pero no deja de estar un escalón por debajo de estos tres.
De momento, el carioca tiene todas las papeletas para ser titular, mientras que los demás tendrán que esperar a su momento. Tanto Juanmi como el novato de la clase (Sandro, para los menos lúcidos) pueden actuar como extremo, pegados a la cal. Son rápidos, tienen gol, y Sandro en concreto, es muy pero que muy potente. Una bestia del gol, un depredador del área. Ongi etorri, Sandro.