Dos meses y cinco días, ese ha sido el tiempo exacto que ha tenido Julen Lopetegui para implantar sus principios en un equipo sin líder ni estrella, huérfano. En su debut en partido oficial, los blancos perdieron su primera final europea en 18 años, pero las sensaciones obtenidas otorgan al madridismo cierta esperanza. Para bien o para mal, el Real Madrid de Lopetegui será distinto.
Kroos, el hombre clave
Ofensivamente es donde más se aprecian los cambios. La posición de Toni Kroos define el esquema a la perfección. Con Zidane en el banquillo, el 8 del Madrid era un mediocentro puro. Esta temporada no. Es prácticamente un pivote, juega a la misma altura que Casemiro. Lo que provoca esto es que el ataque del Real Madrid esté protagonizado únicamente por los tres de arriba e Isco. Menos jugadores, pero más dinamismo.
A pesar de ello, todo indica que Lopetegui todavía no ha decidido qué formación va a utilizar durante este año. En todos los partidos de pretemporada, además de en la final de la Supercopa, ha jugado una mitad con 4-3-3 y la otra con 4-4-2. Hasta ahora, la primera opción ha sido la que mejor le ha funcionado.
El único inconveniente es que Casemiro, Kroos, Modric e Isco han sido imprescindibles en los últimos tres años. Cada vez que había un partido clave, ahí estaban ellos, y cumplían con creces. En caso de elegir jugar con el primer esquema, Lopetegui tendría que sacrificar a Marco Asensio para dar entrada a Isco como falso extremo o, directamente, sentar en el banquillo a uno de los cuatro mediocentros.
Este no ha sido un problema real hasta ahora, ya que muchos de los mencionados previamente se reincorporaron tarde a la pretemporada debido a su participación en el Mundial. Pero con toda la plantilla a su disposición, Julen deberá elegir entre utilizar el esquema que mejor encaja con su idea de juego o poner a los jugadores clave sobre el césped.
Sacrificios defensvios
Pero no todo son ventajas, ni mucho menos. Al fin y al cabo, el Real Madrid perdió contra el Atleti en la final de la Supercopa de Europa, y para nada de manera injusta. La defensa blanca sufrió, y mucho, para sacar el balón jugado. La presión colchonera fue para enmarcar desde el minuto uno hasta el pitido final, aun así, los de Lopetegui consiguieron escapar de ella durante 15 minutos en el último tramo de la primera mitad.
Salvo ese cuarto de hora, el resto del encuentro fue un calvario para Ramos, Carvajal y sobre todo Marcelo y Varane. El 4-4-2 dispuesto en la segunda parte provocó que los laterales tuvieran que adelantar su posición. En ataque contaban con más armas, pero defensivamente perdieron contundencia. Se notó, y el equipo del Cholo supo aprovecharlo a la perfección.
Faltan fichajes, eso es así. Los de Concha Espina se quedaron sin recursos tanto para los últimos minutos del tiempo reglamentario como para la prórroga. Lo pagaron caro. Supuestamente, la directiva está intentando atar tres fichajes, uno para reforzar cada línea. Pero la realidad es que, llegue quien llegue, el estilo de este nuevo Real Madrid será el mismo. Con Zidane el juego era menos vistoso, nadie puede negarlo. Pero, ¿conseguirá Lopetegui ser igual de efectivo?
