14 de junio. Fin a un culebrón que lleva toda la temporada persiguiéndonos: Griezzman. El francés lleva dudando demasiado tiempo sobre qué destino escoger. Finalmente, Antoine ha decidido permanecer en el club rojiblanco y aspirar a nuevos retos con ellos. Tras dos días de tranquilidad, nos disponemos a analizar el caso, ahora en frío.
Personalmente, Griezmann nunca acabó de convencerme, por precio y estilo, que a mi parecer, no encajaría con el Barça. Pero lo importante ahora es que seguimos perdiendo nuestros valores. No nos representa un jugador que monta un espectáculo de tal calibre a lo largo de una temporada completa. Y sin dejar atrás la guinda final: grabar un vídeo con su decisión y anunciar la hora en la que se publicaría. Una exhibición jamás vista hasta entonces.
El problema es que esto no es una excepción. El verano pasado ya sufrimos el Caso Neymar y su famoso Se queda. Ahora Griezmann. La directiva azulgrana no puede permitirse otro caso similar. Estos jugadores no tienen cabida en nuestro equipo. Ellos no reproducen el ADN de nuestro club.
La mejor época de nuestra historia estaba encabezada por jugadores como Xavi, Puyol o Iniesta. Salidos de la cantera. Sin afán de protagonismo. Luchando lentamente por conseguir su lugar y acabar siendo leyendas. Esto era lo bonito de ser culé. Esta era nuestra esencia: La Masia. Y es aquello que Bartomeu y toda la junta se están encargando de destruir. No olvidemos nuestros valores.
Debemos de apostar por los nuestros. En este caso, Dembélé, un jugador con gran potencial, y que, con tiempo, acabará siendo uno de los mejores del mundo. Asimismo, me gustaría hcer también hincapié, en que, si un jugador entra de esta manera, manteniendo en vilo a toda una afición, saldrá de la misma manera. Véase el caso Neymar. Y para acabar, no son menos importantes las palabras de la persona más esencial para constituir nuestra historia, Johhan Cruyff: » Aquel que dude de jugar en el Barça, ya no nos sirve».
