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Cine

Jordi Cruz: “Yo tengo dos high lights en Twitter. Uno es cuando me matan y el otro es cuando el otro Jordi Cruz, el cocinero, hace unas declaraciones y me encargan a mí todo”

Jordi Cruz Pérez (Fuente: Foto cedida por el propio presentador)

En TimeJust hemos entrevistado al presentador y locutor de radio Jordi Cruz, conocido por Art Attack

Jordi Cruz Pérez es un presentador de televisión y locutor de radio que actualmente se encarga del programa “La mejor variedad musical” en Cadena 100 y que es principalmente conocido por haber presentado el programa Art Attack entre 1998 y 2004. Nació en Barcelona en 1976 y desde muy joven ya comenzó a presentar el programa Club Disney en Telecinco. Más tarde llegaría su programa por el que es más recordado, Art Attack en Disney Channel y en 2005 tomaría el relevo de Enric Escudé presentando Megatrix en Antena 3.  Desde 2016 es locutor de Cadena 100 todas las tardes y también ha sido actor de doblaje de la saga “Harry Potter” y la película “Bichos”.

Su vida en Art Attack

TimeJust: Eres conocido principalmente por Art Attack, aunque antes estuviste en Club Disney. ¿Cómo surgió la oportunidad de presentar Art Attack?

Jordi Cruz: Surgió por estar en Disney. Yo estaba haciendo Club Disney así que trabajaba en el mundo Disney (risas). Y un día, en uno de los pasillos estaban haciendo pruebas para Art Attack. Entonces nadie les encajaba o lo que fuese y mi jefe me dijo: “Oye Jordi, entra y hazte la prueba”.  Y yo entré e hice la prueba y antes de salir por la puerta me dicen: “Espérate, espérate, hazlo otra vez”. Cuando te pasa esto en los castings suele ser buena señal. Y al día siguiente me acuerdo que me dijeron: “Mira, les has gustado mucho. Así que vamos a intentar combinar las dos cosas porque estás en Club Disney y te tienes que ir a Inglaterra a grabar Art Attack”. Te estoy hablando del año casi del 99. Esto iba para un canal que se llamaba Disney Channel que era de los primeros canales de pago. En ningún momento pensaba: “Bah esto lo va a ver todo el mundo”. Entonces era como algo que empezaba. Como si de repente cuando sale Netflix te dicen: “Vamos a hacer una pequeña serie, a ver cómo funciona, y ahora es totalmente distinto”. Fue como formar parte del principio de Art Attack…

TJ: ¿No te esperabas tanto éxito?

JC: No, no, para nada. Lo que nunca llegué a pensar es que ese programa lo compraría Telecinco y lo emitiría y luego lo compraría  otra vez Antena 3 y lo emitiría y luego lo compraría no sé qué cadena y lo emitiría. Nunca pensé que pasase eso.

TJ: Ha habido toda una generación que ha crecido contigo.

JC: Unas cuantas. Yo es que ya no sé, porque lo de generaciones… ¿Va de diez en diez o cómo va eso? Yo me pierdo mucho (risas). Yo creo que muchas, además no solo en España porque luego el programa se emitió muchos años en Latinoamérica, doblado.

TJ: ¿Contigo también?

JC: Sí, sí. Y he ido a hacer eventos de manualidades. Me llegaban mensajes de México, Argentina. Tengo una amiga en Argentina que un día me mandó un mensaje: “Estás en los yogures” (risas). Resulta que había una promoción en los yogures.

TJ: ¿Pero esto fue después que en España?

JC: Claro, después que en España. Yo de eso no sabía nada. Yo me enteraba porque de repente, de la noche a la mañana empezaba a recibir muchos mensajes y e-mails como: “Somos de Colombia y nos gustas mucho”. Y yo me decía: “Hostias, ¿y qué está pasando aquí?”. En esa época no había los móviles que tenemos ahora y no había redes, no había Facebook. Todo esto era un contacto a través de e-mail, o a través de cartas que me mandaban a Disney Channel. Entonces me llegaba todo eso.

TJ: ¿Y cuándo se decidió acabar con el programa?

JC: Claro, es que se sabía el fin desde el principio. Eran siete temporadas, estaba claro que iban a ser siete temporadas. Sí que es cierto que otros países grabaron más porque la dirección de Art Attack propuso cambios de decorado, de formato… Y algunos países decidieron que más, pero España decidió que no, que con esas siete temporadas tenía bastante como para tener años y años de repetición, y los tienen (risas).

TJ: Y lo siguen emitiendo…

JC: Yo creo que ya el mío no. Ya creo que es el de Guille, pero bueno, lo tienen en el cajón. Por lo que dentro de veinte años quizás lo vuelven a poner. Cuando lo grabábamos, no me daba cuenta de ciertas cosas. Me decían: “No puedes tararear ninguna canción, no puedes hacer ninguna relación a nada que está ocurriendo”. Y yo me preguntaba: “¿Y para qué es esto?”. Es para que pueda servir tanto en el 99 como en el 2018 como en 2040. Tal cual.

TJ: ¿Llegaste a conocer alguna vez al Manitas?

JC: Sí, claro. Art Attack es un programa de origen inglés y cuyo presentador original en Inglaterra y el creador del programa es Neil Buchanan, que es el Manitas, junto a Tim Edmunds que es ya como su socio. Entre los dos montaron Art Attack, ahí en los 80, en Inglaterra y allí tuvo un éxito brutal. Disney Channel decidió comprar Art Attack para hacerlo en toda Europa en su canal. Yo trabajaba más directamente con Tim Edmunds, pero el Manitas venía y nos hacíamos unas fotos. Entonces sí que lo llegué a conocer, pero luego después de todo ese éxito el Manitas es para mí un tipo que no sé si es leyenda lo que me contaban. A mí me decían: “Este hombre cuando tiene que venir se coge un avión, se viene aquí, está un ratito, y luego se vuelve a su casa en el Caribe”. Y decías: “Ay la hostia, ¡cómo es este hombre!”. Pero luego veías los coches que tenía Tim Edmunds, que cada día venía con un coche distinto porque era coleccionista. Que decías: “Estos se han amasado un dinero brutal”. Y es cierto, en las listas de lo más ricos de Inglaterra en televisión durante una época aparecían en el segundo o en el tercer puesto. Porque no solo lo emitía Disney Channel, sino que el formato Art Attack es un éxito en todo el mundo. En Estados Unidos, en Asia y todo con la cara de Neil Buchanan, que es el Manitas. Es una cosa que mola, porque es una familia genial a nivel global. Cuando yo cuelgo en redes: “Mi primo de Asia, mi primo de no sé qué” (risas). Es que realmente somos muchos.

TJ: ¿Y has llegado a conocer a muchos?

TJ: A unos cuantos sí. Porque en el estudio de Art Attack que era en Mainstone, en Inglaterra, los ensayos se coordinaban para que mientras tú ensayabas otro país grabara o mientras tú grababas otro país ensayaba. Así que coincidías con dos países, a veces con más porque luego volvías a poner la voz en distintas partes. Esa voz en off que salía en el programa, así que date cuenta que a lo mejor coincidías con un país que estaba, siempre había una mezcla, pero a casi todos les he conocido. Los que son de Europa y los que vienen a grabar aquí.

TJ: Y sobre el Cabezón, ¿se grababa ahí también, llegaste a conocer a quién le ponía la voz?

JC: Sí, al actor de doblaje también lo conocí. Es un actor de Cataluña que aparte está muy bien porque él también ponía la voz, si no me equivoco, en francés seguro y no sé si en italiano también. El tío era un máquina. Era un lujo verlo porque lo hacía a la primera. Todos esos dejes del Cabezón en el fondo era para llenar el tiempo de la frase, pero lo hacía a la primera. Era genial verle ahí delante del micrófono. Era brutal.

Es cierto que todo se hacía por partes. Art Attack cuando se empezó a hacer esta grabación para Europa, España fue el primer país que fue. Entonces fuimos como los conejillos de Indias. Con nosotros probaron todas las formas habidas y por haber. Primero, las manos, luego, el presentador, luego manos con presentador, luego el off, luego vamos a poner esto de esta forma, luego no sé qué… Entonces conmigo probaron, era cada día de una forma distinta de ver porque era la primera que se hacía en producción masiva. Cuando ya lo probaron todo y vieron que todo era como querían, se puso para todos los países igual. Así que conmigo probaron todas las combinaciones.

TJ: Entonces fuiste el conejillo de Indias…

JC: Sí, sí, totalmente. Yo me lo pasaba bien. Yo me acuerdo que los primeros días grababa mi intervención y luego me traían una tele. Entonces tenía que grabar la voz, y todo el mundo: “Silencio, silencio”. Entonces al día siguiente decían “Vamos a grabar todas las presentaciones”. Pero nos lo pasábamos muy bien. Creo que la magia de Art Attack es que todo lo hacíamos a la primera toma porque había como una cosa muy dinámica dentro del plató. Cuando se programaba la siguiente temporada de Art Attack la gente se dividía por equipos. La gente se pegaba por estar en el equipo de España. Nos lo pasábamos muy bien, no poníamos complicación y grabábamos tan rápido que hasta conseguíamos días libres. Todo era como: “Va, a la primera toma”. De repente si habíamos grabado todo lo que teníamos que hacer para el viernes y lo acabábamos el jueves, nos decían: “Venga, pues el viernes libre”. Pues venga a Londres a dar vueltas, a ver musicales y a pasarlo bien. Y el equipo también, teniendo un día libre.

La segunda temporada de Brico Attack

TJ: Continuando con Art Attack, ahora estás en Brico Attack…

JC: Sí, Brico Attack, vaya invento. Lo que pasa es que yo siempre he estado relacionado con las manualidades. Cuando dejé de hacer Art Attack pasé muchos años haciendo talleres de manualidades, que me gustaban mucho. El problema sería si no me gustasen las manualidades o hacer bricolaje. A mí me gusta desde siempre. Los muebles, mis disfraces, cuando era pequeño también me lo hacía yo. Entonces me pareció una forma enriquecedora de seguir haciendo manualidades dando clases a niños, en talleres, me lo pasaba muy bien. Hubo un momento en el que, como yo le llamo, el efecto Krusty, entonces lo dejé de lado porque ya empezó Art Attack con Guillermo y los niños te decían: “¿Tú quién eres? Es que no lo es”. Entonces el padre le decía: “Sí que lo es”. Al padre le gustaba el mío, pero el niño veía otro.

A través de unos tweets, dentro de esta vida que hay en Twitter, que a mí me encanta porque me lo pasó muy bien, pues vi su cariño y entonces dije: “Oye, pues vamos a hacer algo”. Le pusimos Brico Attack porque fue lo primero que se nos ocurrió. Luego hacemos cosas que no son de bricolaje. Y sí, hicimos la primera temporada y ahora estamos preparando una segunda que pinta súper bien. Porque estamos consiguiendo colaboraciones con gente súper chula y tengo muchas ganas de que salga todo lo que estamos haciendo. Poquito a poco. Yo el consejo que doy a la gente es: “Si crees en algo y lo buscas, poquito a poco”. Las prisas no son buenas consejeras.

TJ: ¿Alguna novedad que puedas adelantar de la segunda temporada?

JC: Vamos a mantener los mismos formatos que hemos hecho, vamos a incluir más y damos ese paso, que es fantástico, de poder contar con marcas, con distintas empresas que se han animado a saltar a la comba de Brico Attack. Eso es genial, porque te suma una capacidad de poder mejorar ciertas cosas. Poder ir a donde antes no podíamos ir. Antes lo hacíamos así: “Oye Jordi, ¿qué tienes en el bolsillo? 20 euros. Pues compramos cuatro cartulinas, y hacemos una manualidad”. Y así lo hacíamos.

TJ: Entonces hay un mayor presupuesto para la segunda temporada…

JC: Sí, supongo que sí. Tenemos un local donde poder grabar. Antes lo hacíamos en casa e imagínate, se me quedaba el decorado ahí montado durante dos o tres días. Era un poquito jaleo. Ahora tenemos otras condiciones que están muy bien.

Jordi como tweet star 

TJ: Ya que has mencionado que en Twitter surgió Brico Attack, eres todo un “tweet star”. Mucha gente te retuitea y para mucha gente eres el “Jordi Cruz bueno”.

JC: Que peligro eso. Eso es una responsabilidad que me tiene Twitter. Yo nunca le he hecho referencia a lo del “bueno”, pero porque el otro Jordi Cruz tampoco puede ser tan malo. Y lo peor sería que me autoproclamase “El bueno”. Me hace mucha gracia, y me da mucho cariño. Pero me da miedo porque la gente dice: “Espero que nunca hagas nada mal”. Pues algo haré mal en la vida, pero nunca lo voy a hacer con ganas de hacer el mal, será por equivocarme. Sé que tarde o temprano me darán una colleja en Twitter y ya está. Todo puede pasar.

Le tengo mucho cariño. Me dicen “ser de luz” y dices: “Oh, que majos”. A veces cuando hablamos con agencias de comunicación me dicen: “Es que tienes un Twitter impoluto. No tienes ningún hater. Los que tengas al momento se les da la vuelta y se transforman en tus amigos”. Yo puedo entender a gente que es muy famosa que tienen mil millones de seguidores y se cansan: “Es que la gente en Twitter, hay un odio, hay un no sé qué”. Yo en Twitter soy como soy. Nunca intento ser otra cosa. Eso te da la tranquilidad de al menos no sentirte juzgado. Si no te gusta como soy, pues está guay, a nadie le tiene que gustar todo. Lo que pasa es que cuando haces algo que no eres tú y recibes una mala respuesta es cuando sientes el cabreo. Y si en algún momento veo a todo el mundo insultándome en Twitter, pues me voy de Twitter. Tampoco pasa nada. Como cuando estás en una discusión y dices: “Me voy” (risas). Y ya está.

TJ: Para mucha gente eres o has sido un referente, mucha gente joven te conoce.

JC: Yo creo que soy una cara familiar, y yo he desayunado con todos vosotros.

TJ: A lo mejor por eso eres el “Jordi Cruz bueno”

JC: Sí, bueno, yo tengo dos “high lights” en Twitter. Uno es cuando me matan, que yo me enteré como dos días después. Yo tenía Twitter, tenía cuenta, pero no le hacía mucho caso, pero de repente veo que paso de 80 personas a 80 mil personas. Y dije: “¿Qué pasa?”. Entonces vi que me habían matado. Ahí pues contesté, y contesté pues como soy yo. Con sentido del humor dije: “No estoy muerto, del calor sí pero muerto no estoy” Y ahí fue. Yo veía muchos comentarios de gente que se creía que me había pasado algo. Y eso emociona. Que guay haber calado de esta forma. Nunca me lo creo y nunca me lo creeré.

TJ: Es como si te hubieras muerto y hubieses visto cómo reaccionaría la gente.

JC: Claro. Hubo un punto que daba yuyú. De decir, voy a dejar de leerlo porque es un poco “Black Mirror” (risas).

Luego, el otro es cuando el otro Jordi Cruz, el cocinero, hace unas declaraciones y me encargan a mí todo. Yo me levanto por la mañana y no te puedes imaginar todo lo que tenía yo en el Twitter. Hice lo mismo, contestar como soy yo: “Creo que os equivocáis, porque yo no tengo ningún restaurante”. Yo creo que provocó una reacción también divertida. A mí Jordi Cruz me ha bloqueado en Twitter. Yo no le he hecho nada. De verdad, Jordi, que yo nunca te he hecho nada. Nunca malmeto ni nada.

TJ: Te suelen confundir con él entonces, ¿no?

JC: Sí, pero hay historias también al revés. Cuando le confundían a él. Eso era al principio cuando no había Master Chef ni nada. Hay gente que dice: “¿Y te da cosa?”. No, yo llevo en vuestra infancia toda la vida. Eso no me lo quita nadie.

TJ: También en Twitter comentas mucho sobre las galas de OT.

JC: Hombre, claro que sí. Ya te digo que soy yo. Hay gente que dice: “Te dejo de seguir porque te gusta OT”. No voy a hacer las cosas que no pienso porque creo que un tweet lo va a petar. Hay días que ni tuiteo. No tengo ningún tipo de obligación. Yo lo que odio es el tema influencer. Creo que la gente no se debe dejar influenciar. Lo primero que tiene que hacer es tener personalidad, pero sí que puedes tener referentes. Que te apoyen tu forma de ser. Y que veas: “Pues mira este tío que piensa que María tiene que ser favorita” Si ese referente se suma a tu postura guay, influencia, nunca.

TJ: Por ejemplo, recientemente con Sabela has puesto que tenía que salir favorita. Y había gente diciendo cosas como: “Jordi Cruz siempre hace las cosas bien”.

JC: Es que realmente, lo hace muy bien Sabela. Lo hace muy bien y canta muy bien. Y siempre la acaban nominando.

Su etapa en Megatrix

TJ: Relacionándolo con OT, estuviste en Megatrix con Natalia de OT. ¿Con quién de OT te gustaría colaborar?

JC: Mira, el otro día a Mimi le preguntaron que cuál fue su mejor recuerdo de la infancia y puso que cuando fue a conocer a Jordi Cruz a Club Disney. A mí eso me llegó al corazón. Ella es una chica a la que tengo muchísimo cariño. Cuando presentaron la gira de Operación Triunfo, en un concierto que dieron en el Bernabéu, nos estuvimos mandando mensajes durante la rueda de prensa a ver si la podía ver. Pero no me contestó, y cuando me contestó yo ya no estaba. Estamos en el sitio, pero nunca nos encontramos. Yo espero, como le dije, que este círculo se cierre. Tenemos que volvernos a encontrar. Así que con Mimi me encantaría.

TJ: ¿Y de Megatrix qué recuerdos tienes del programa?

JC: Pues muy guays, porque Megatrix es muy para gente joven.

TJ: Como decíamos antes. Todos tus programas eran para niños pequeños, entonces a la generación de adolescentes de ahora por cualquier lado les has llegado.

JC: Sí, de hecho me decían cuando estaba en Club Disney: “Hombre, el de Megatrix”. Y yo decía: “No, es Club Disney”. Cuando me ficharon en Megatrix dije: “Esto se va a acabar”. Porque digan lo que me digan solo me faltaban Los Lunnis, pero ahí estaba Lucrecia que no la podíamos sacar ni con agua caliente (risas). Así que no quedaba nada más que Megatrix. En Megatrix comenzó una etapa en la que dentro de su contenido iban a hacer inventos y a la directora le gustaba mucho como explicaba yo las manualidades entonces me llamó y me dijo: “Oye, ¿te gustaría?”. Y por mí encantado, yo me lo pasaba muy bien. Nunca me he sentido de la gente que me dice: “Te encasillas”. Yo siempre me lo he pasado muy bien con los chavales. De hecho luego hice, ya que me lo pasaba tan bien con los más peques, mil talleres de manualidades. Si no me gustaran me hubiese tirado por un balcón. Y he hecho talleres como para grupos de 10 como para grupos de 500. Pero oye todos calladitos y todos haciendo la manualidad, o sea que bien. Me gustaba, y Megatrix surgió la oportunidad y fue un año que la verdad que nos lo pasamos muy bien y Natalia es muy maja.

Actualidad en Cadena 100

TJ: Actualmente, ¿en qué programa de la televisión te verías?

JC: Yo te digo que yo me apunto a un bombardeo, pero sí que es cierto que la televisión tiene un punto, para mí, de no control. Es decir, que tú no lo controlas todo. No quiere decir que yo lo quiera controlar todo, pero sí me gusta poder controlar donde pongo mis ilusiones. Si pongo mis ilusiones en un proyecto que estoy haciendo yo o al revés, aunque lo haga yo con más gente te esfuerzas a que eso salga bien. En televisión lo puedes hacer lo mejor posible, pero luego está la programación, la publicidad, la contraprogramación, la dirección… Yo tuve mucha suerte de hacer Club Disney, de hacer Megatrix, porque eran programas que no subían o bajaban según la audiencia. Luego he hecho otros programas que sí, entonces era la segunda cara de la moneda. Yo ya te digo que me apuntaría a cualquier cosa, pero nunca he tenido esa necesidad. Hay gente que me dice: “Ya no haces nada en la tele”. Bueno, no es un medio que me llame.

TJ: Y ahora estás en la radio, en Cadena 100, haciendo un programa. ¿Qué puedes contarnos acerca de él?

JC: Sí, sí. Cadena 100. Surgió de esto que te mandan un mensaje: “Somos de Cadena 100, queremos juntarnos contigo”. Entonces me vine aquí a Madrid y me junté aquí con una persona de Cadena 100. Estuvimos hablando muchísimo de radio. Yo es que empecé haciendo radio. Hacía la radio la hora del patio de mi colegio o en la del comedor. Yo me metía en una sala con los altavoces, el radio cassette, y empezaba a hacer mi radio. Me encantaba. Entonces cuando me llamaron de aquí fue un primero: “Uy, qué miedo”. Porque hacía mucho tiempo que no hacía radio, pero tenía tantas ganas de volver a Madrid y estar aquí. Y luego tenía cierta ilusión por algo en el que tengas que comunicar y tengas que hablar, y la radio te da esa oportunidad porque te da tu programa. Lo que hablábamos antes, puedes notar esa energía y puedes ver los resultados más fácilmente. Me lo pasé muy bien y ya llevo tres años. Esta es mi tercera temporada. Me parece un mundo fantástico. Lo miro con cuidado, lo miro desde lejos porque hay mucha gente que lleva muchos años trabajando en la radio, pero me lo paso muy bien. Canto por los pasillos. Eso es buena señal.

TJ: ¿Y a quién te gustaría traer por aquí?

JC: Pues es que han pasado casi todos ya. En Cadena 100 tenemos esa suerte.

TJ: ¿Alguien que se te haya resistido?

JC: Pues mira, el otro día lo hablábamos. Estábamos con Manuel Carrasco que ha presentado su disco. Y todos: “Vamos a hacernos una foto con él”. Y yo: “No, no que me muero de la vergüenza”. Me dan mucha vergüenza estas cosas. Sigo coincidiendo con mucha gente, con muchos grupos como El Canto del Loco que el primer programa donde actuaron fue Club Disney de verano. Y luego unido, ya no al Canto del Loco, sino a Dani Martín hemos coincidido en ciertos programas y en momentos importantes. Yo lo sigo viendo y cuando le veo no voy de: “Ey, qué pasa colega”. Sigo mirando con respeto. Y él llega y me dice: “Ey, Jordi ¿qué tal estás?”. Yo creo que el ser así reservado y creerte lo que haces y no creerte más me hace de cero de precavido con la gente. Entonces todo el que venga pues perfecto y estaría bien. Y el que no quiera venir, pues también. Y dentro de diez años será igual. Es que ya te digo que he tenido mucha suerte de poder entrevistar a mucha gente, de poder conocer a mucha gente. Entonces te baja el nivel de fardeo. Porque la gente muy fácilmente dice: “No, lo conozco”. Yo no puedo decir que conozco a las Spice Girls, Las entrevisté dos veces, pero no puedo decir que las conozco. Pues habrá gente que dirá: “Sí, las conozco”. Y les dices: “¿De qué? Les hice una entrevista”.  Bah, eso no es conocer. Hay esa diferencia, yo sigo con mucho respeto a esa parte. Ellos hacen, nosotros comunicamos. Es que si no es como retroalimentarte del éxito de todo el mundo. Y no, es como disfruta del tuyo y disfruta de tu parcela y en lo mejor posibles.

TJ: Que ellos digan: “Él me entrevistó”.

JC: ¡Pues claro! Aparte, con los años, yo ya tengo 42, me han demostrado que la gente te recuerda con cariño y con buen rollo. Y eso es porque creo que los has tratado con respeto, con cariño y con buen rollo. Si tú luego de repente dices que eres muy amigo de tal. Y luego ves al otro diciendo: “Y este me conoce de qué. Si hemos hecho una entrevista. O le vi un día que no sé qué”. Creo que mucha gente juega a eso, para intentar no escalar, pero para hacer más grande su aureola. Yo con la mía tengo suficiente.

TJ: Estuviste en el concierto “Por ellas” el fin de semana pasado, de presentador. ¿Cómo fue la experiencia?

JC: Pues bien, ya fue el tercer el año. La gente te pregunta: “¿No te pone nervioso?”. Sí, pero ahí está lo guay. Ponerte un poco nervioso, salir ahí y olvidarte. Da igual que haya cinco o que haya 15.000 personas. Las ganas tienen que ser las mismas. A mí me sale de forma natural. A mí me gusta hablar, me gusta comunicar, me gusta explicar,  me gusta contar cosas. Yo llego a casa y con mis amigos les digo: “¿Os habéis enterado de no sé qué?”. Y me dicen: “Ay, Jordi, pareces un noticiero constante. Cuenta las cosas”. Además es que les hago como teasers: “¿Sabes lo que ha pasado?” y dicen: “¡Qué!”. Y dices “Uh, por favor”. Yo creo que ese cuentacuentos uno siempre lo lleva dentro. Y me sale en el escenario y si tengo que presentar a un artista pues lo hago de la misma forma. Está muy guay. Y en el Wizink Center. Me acuerdo que en Chile hice dos días de manualidades y ahí había mil millones de persona. Me lo pasé en grande. Cuando hacíamos el directo en Club Disney se encendía la luz roja y yo me acuerdo que pensaba: “Estamos en directo, en la tele”. Pues eso me daba un chute de energía que a lo mejor a otra gente lo que le da es un chute de miedo. Para mí era como: “Bah, pa’lante”.

Jordi como actor de doblaje

TJ: Otro de sus proyectos ha sido como actor de doblaje. ¿Cómo surgió empezar en ese mundo?

JC: Surge igual. “Bichos” surge porque en aquella época en todas las películas de Disney los personajes en todos los países tenían que tener una voz que se pareciese. Por casualidades de la vida, la mía se parecía a la del que había doblado a Flick en Estados Unidos. Probaron con mucha gente. Y luego se enviaba a Los Ángeles y en Los Ángeles era donde se hacía todo.

TJ: Pero tú no eras ni actor de doblaje…

JC: Ni actor. Y yo sigo diciendo lo mismo. Yo veo “Bichos” y me horroriza. Me acuerdo del estreno que yo no había visto la película antes. Yo me iba hundiendo en mi asiento diciendo: “Ay por favor, que cuando se enciendan las luces todo el mundo sabrá que yo lo he doblado” Porque antes decían: “Y aquí está quien ha doblado a Flick, Jordi Cruz de Club Disney”. Me acuerdo que tenía a Lolita detrás y cuando me levanto me dice Lolita: “Te ha quedao’ genial”. Que dije yo: “Si lo dice una Flores… No me estará mintiendo. Me tendré que callar” (risas). Y luego cada vez que se pone en la tele la gente te lo recuerda. Y luego “Harry Potter” también.

TJ: Si la primera vez no te gustó, ¿por qué repitió?

JC: Pues por el director de doblaje, porque me dijo: “Oye, esta esto de “Harry Potter”. Es un personaje que tampoco habla mucho. Tú estás en Mallorca, si te apetece”. Yo siempre lo he dicho, en algunas películas me gastaba más en el billete de venir de Mallorca a Madrid que lo que ganaba por cuatro o cinco frases en la película, pero no quería renunciar a estar en toda la saga. Era de: “Ya que estamos, estamos”. A lo mejor solo venía a Madrid para hacer un “Ah. Uh. Bien Harry”. Y ya está. Me acuerdo que me dijeron al principio que quién quería ser el que muere o el que vive. Y decidí que el que… Que no voy a contarlo (risas).

TJ: ¿Y volverías a doblar a algún personaje? ¿O prefieres que actores de doblaje se encarguen de ello?

JC: Eso lo primero. Y no, aparte es que es muy estresante. Porque tienes que aprenderte una frase, mirar un código de tiempo y decirla con una intención. Yo lo pasaba mal, en “Harry Potter” no porque solo hacía: “Ajá. Um Um. Oh, Harry”. En “Bichos” me acuerdo que lo pasé fatal, pero luego cuando unas jornadas de retakes para hacer cambios. Yo dije: “Me van a llamar aquí para cambiarlo todo”. No tuve que cambiar nada. Que dices: “O está muy mal que es imposible arreglarlo o les ha gustado mucho”. Es como lo de ser actor. Hay muchos que dicen: “¿No te gustaría ser actor?”. Como experiencia, como juego para jugar, pues sí. Como algo como para tomármelo en serio, no. Porque sé que no me lo tomaría en serio. Me mandarían todos los días guiones y meterme en los personajes y todo ese trabajo. Yo veo rodajes que dices: “Con frío, y en la montaña, y rodando…”. Y un actor dice: “Claro, de la paciencia se vive”. Es como si yo tuviera que hacer una conexión en directo con 15.000 personas. Yo ni me muero de miedo, pues es lo mismo. Yo eso lo respeto muchísimo. A los dos minutos en la montaña digo: “Me aburro,  me aburro. Me quiero ir. Hace frío. Hagámoslo de una vez y ya está”  (risas). Es también muy de lo que somos los presentadores de hacerlo en el directo y “chim pum”. Y los actores repiten y mejoran, y yo cada vez que repito voy a peor.

TJ: ¿Y hay alguna serie en la que te gustaría hacer un cameo?

JC: No me llama. Siempre sería haciendo de Jordi, no tendría ningún tipo de problema, si tengo que hacer otra cosa ya no. Me han ofrecido, me lo han planteado y esas cosas, pero siempre lo digo desde el primero: “Es que no es lo mío”. No le voy a dar esa profesionalidad, ni esa seriedad que tú estás buscando. Si lo que quieres es una cosa así más puntual, pues puedo jugar. Yo creo que también agradecen eso de la sinceridad. Yo creo mucho en el intrusismo.

TJ: Sobre todo hay en el mundo del doblaje.

JC: Totalmente. No hay ningún tipo de duda. Lo que decía Dani Martín en “La resistencia”: “A mí es que me llaman”. A uno no se le puede quitar la oportunidad de hacer algo que le hace ilusión, pero a lo mejor luego lo haces y no te hace ilusión. Es como si a mí me dicen ahora. “¿Quieres bailar?”. Sí, pues bailaré, me haría ilusión, pero no ganaría ningún concurso de baile, pero te hace ilusión.

TJ: ¿Y hay algún proyecto más que tengas próximamente aparte de la segunda temporada de Brico Attack?

JC: No, por ahora no. Estamos con Brico Attack, cerrando la caja con un lazo. Y con Cadena 100, aquí con “La mejor variedad musical”. Por ahora nada más. No hay tiempo, que el día tiene 24 horas y hay que disfrutar de unas cuantas cosas de tu vida.

TJ: Muchas gracias por la entrevista.

JC: A ti.

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